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El bar de Mou

El sueño de Ancelotti

«La primera tentativa de Ancelotti para el nuevo curso fue la alineación de la Supercopa europea en Varsovia: un cuatro-cuatro-tres con Rodrygo, cuando hasta el último polinesio sabe que el nuevo Madrid es un cuatro-cuatro-dos con Güler por Rodrygo»

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Ignacio Ruiz-Quintano

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Sabemos que Napoleón nunca pudo disfrutar de una ópera porque en el palco, dicho por él, la cabeza se le iba en cavilar el modo de combinar tres Cuerpos de Ejército en Fráncfort con dos Cuerpos de Ejército en Colonia. Y ahora también sabemos ... que Ancelotti, un Napoleón del fútbol en Europa, no ha podido disfrutar de sus vacaciones de verano porque, igualmente dicho por él, se las ha arruinado devanándose los sesos en cómo combinar tantas estrellas en un sistema que, cuatro-cuatro-dos o cuatro-tres-tres, siempre suma diez, pues su Madrid no es aquel Barça de cuando Negreira, que un día sacaron a Busquets dos amarillas y nunca abandonó el campo. El fútbol evoluciona en todos los sentidos (en la mayoría de los sentidos, para mal), con más cambios y con peores árbitros, pero el número de jugadores permanece. Caben diez, y a Ancelotti le sobran tres: Güller, Endrick y Brahim. ¿Cómo elegirlos?

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