El bar de Mou
Asistencias Vallejo y goles Jacobo
«La justicia poética ha hecho su obra maestra de consagrar a Vallejo como asistente y a Jacobo como goleador, con el pensionista Modric dirigiendo las operaciones a ritmo de tacataca»

Lo dijo Joaquín Bartrina, un poeta catalán de Reus: «Oyendo hablar a un hombre, fácil es / acertar dónde vio la luz del sol; / si os alaba Inglaterra, será inglés, / si os habla mal de Prusia, es un francés, / y si habla mal de España, es ... español». Esto se ve incluso en el fútbol: la única relevancia, hoy, que en el mundo tiene España es el Real Madrid, y al menos la mitad de los españoles son genéticamente antimadridistas, incluida, por mera estadística, la mitad de su propia afición, la que pide la renovación de Modric y la venta de Vinicius. ¿Por qué? Porque lo piden sus mulás en Prisa, que es como la Ufa (Universum Film Aktiengesellschaft) del Régimen del 78, que nació culé por exigencias del guion, con Benito, que hace de Perojo, y con Mijatovic, que hace de Argentina Imperio, uno exigiendo la renovación de Modric (¡los mismos que cuando llegó, y por joder a Mourinho, que era quien lo traía, se constituyeron en viudas de De las Cuevas, que de pronto era el bueno!) y otro exigiendo… ¡la reeducación de Vinicius!, cuando el primer vídeo suyo que te sale en YouTube de esta estrella de la Ufa es su escupitajo en la cara «al pejino Iñaki Bollaín» en un Racing de Santander-Real Madrid que mereció la sanción, no del árbitro, sino del futbolista Jesús Merino, compañero del agraviado. Mijatovic pide, para Vinicius, reeducación, y para los árbitros, conmiseración, que es la misericordia que se experimenta ante el dolor de una persona.
-Los árbitros tienen derecho a equivocarse, son seres humanos y por mucha tecnología que se pueda aplicar, siguen siendo seres humanos- explicó el Negreirato en su alegato humanístico, fruto de sus cogitaciones a lo Nanín, el ex jefe de fichajes de Calderón («con Gago nos ha tocado la Lotería»)-. Cuando luego los árbitros hacen algún favorcito, no nos quejamos.
Lo dicho: la Ufa del Régimen. Porque la Ufa fue «la historia cultural alemana, una mezcla de política y economía, ciencia y tecnología, locura masiva y sueños masivos, kitsch, comercio y arte, todos mezclados en un complejo, contradictorio, y brebaje explosivo», en palabras de Klaus Kreimeier en 'The Ufa story'. A los españoles nos trajeron para el 78 la Constitución y la Ufa. Weimar como tragedia en Alemania y Weimar como farsa en España. La posmodernidad, asesina de los Grandes Relatos (el pipero no ha leído a Lyotard), escogió equipo y nos colocó su pequeño Relato: el 'Ejército Desarmado de Cataluña' (EDC), en artera definición del Pultifagónides Vázquez Montalbán, que acaba de llevarse otra Liga española por la jeró, decidida en una semana negra (Español, Atlético, Osasuna), cuando el peor Madrid de Ancelotti le sacaba siete puntos al EDC de las inscripciones cuneiformes y unas estadísticas que parecen malapropismos del beisbolista Yogi Berra, el de «Corta la pizza en cuatro pedazos, no tengo tanta hambre como para comerme seis». Puestos a ser graciosos: Vallejo, una asistencia cada 23 minutos; Lamine, una asistencia cada dos partidos. Vallejo, al paro. Lamine, Balón de Oro, que lo pide su representante, confirmando que el Balón de Oro (Rodri, Modric, Owen y la mitad de los de Messi) tiene el mismo prestigio, o la misma prestidigitación, que el Nobel de la Paz de Obama (ocho guerras desatadas) o Arafat.
El Real Madrid, en resumidas cuentas, debe comparecer únicamente en las competiciones internacionales, como ese Mundial de Clubes donde no hay un solo árbitro español, gremio que este año, en lo de casa, ha disfrutado de la oportunidad de parecer magnánimo ante la escabechina blanca, donde la justicia poética ha hecho su obra maestra de consagrar a Vallejo como asistente y a Jacobo como goleador, con el pensionista Modric dirigiendo las operaciones a ritmo de tacataca. Un equipo A para ir por el mundo y un equipo B para ir por esos pueblos de España de la boina y la barretina. La cafrería patria garantiza ovación a Modric, el Crispín de los piperos, que podría renunciar a sus derechos de propiedad intelectual para que Mendes inscriba en el Registro de Patentes la 'lamininha', o pase con el exterior al corazón del área en la Liga española, que al fin tiene el lema comercial que ha andado buscando: 'Asistencias Vallejo y goles Jacobo'.
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