Holocausto caníbal

Y el caso es que el fútbol es tan fantástico que los madridistas quedamos de repente expuestos al descarnado examen de aficionados de otros equipos cuyo único contacto con la máxima competición continental de clubes a lo largo de toda su existencia será visual y, por supuesto, previo pago del billete que da acceso al tour del Bernabéu.

Quiero decir con esto que si mañana viene a charlar conmigo de arritmias el doctor Brugada Terradellas deberé callar, asentir y aprender de él pero en el fútbol no funciona así, en España vienen a hablarle a Noé de la lluvia y al Real Madrid Club de Fútbol de la Copa de Europa. Un pelín de dignidad, ¿no?

Esta que ganen Inter o City el próximo 10 de junio en Estambul habrá sido la sexagésimo octava Copa de Europa de la historia. Así que el Real Madrid, que ha ganado justo el doble que su inmediato perseguidor, que es el Milan, ha perdido cincuenta y cuatro veces esta competición.

Lo paradójico del caso es que el Antimadridistas Fútbol Club le coloca cada vez más alto el listón al Real Madrid y ya no tiene suficiente con las 14, esas once semifinales en los últimos trece años o las cinco Champions desde 2014 sino que quiere más, su voracidad es inagotable, su canibalismo es insaciable, como si en el fondo del subconsciente le estuviera demandando con cajas destempladas al mejor eso que ellos saben que no serán capaces de poder cumplir jamás. Carne de psicoanálisis. Calienta Freud, que sales.

A ningún madridista le gusta perder. Menos aún por 4-0. Y menos aún ante un equipo dirigido por el insufrible y pedante Guardiola, 'ilinvintirdilfitbil'. Oír hablar al entrenador del City es como si te metieran por la boca mil quinientos setenta y cuatro kilos de marrón glacé, sus discursos son astringentes. Pero este miércoles, en el Etihad Stadium, el rey de Europa volvió a ser, una vez más, el único representante del fútbol español en la Champions. No vengáis a explicarle a Einstein, por favor, qué quiere decir eso de E=mc2.