El Real Madrid golea al Mallorca y habrá clásico en Yeda

La desaparición de la prórroga ha tenido un claro impacto en el torneo. El miércoles, el Barça salió a comerse al Athletic y, este jueves el Madrid hizo lo mismo frente al Mallorca. En poco más de veinte minutos, cinco paradas de Greif y unas cuantas llegadas más con disparos bloqueados por la defensa bermellona.

Era una buena versión del Madrid, pero sus lanzamientos no encontraban las esquinas de la portería rival y la defensa del Mallorca estaba muy encima de las marcas. La acción más peligrosa, un disparo de Bellingham, al que reaccionó algo tarde el guardameta eslovaco, lo que le obligó a detener el balón en la misma raya de gol.

Un casi que no mermó la intensidad de la grada. Si quieres ver un campo lleno en Arabia por dos equipos españoles, uno de ellos tiene que ser el Madrid. Como cada temporada, pasión por el equipo blanco, que no jugaba en casa, pero lo parecía. Vinicius y Mbappé agitaban sus brazos para provocar un efecto rebote entre la gente, como hacen cada domingo en el Bernabéu.

También hubo cánticos de 'así, así, así gana el Madrid', aún con 0-0. Y gritos de 'fuera, fuera' cuando Mójica simuló un golpe de Lucas en un duelo entre ambos jugadores. Yeda, como Riad, y como la gran mayoría de Arabia, es más blanca que la Quinta del Buitre.

El salseo de la primera mitad estuvo ahí y, cómo no, en el cara a cara entre Vinicius y Maffeo. No hay Madrid-Mallorca sin pique entre brasileño y argentino. Se saludaron en el habitual pasamanos, pero ahí se acabaron las buenas intenciones. Sobre todo, por parte del lateral, que debió ver en bucle lo sucedido en Mestalla y solo tardó 13 minutos en intentar imitar el teatro de Dimitrievski. Una hormiga hubiera fingido mejor que él.

Tras una disputa entre ambos en la zona central de la banda derecha, el balón se fue a saque de banda favorable al Madrid. Ahí aprovechó Maffeo para chocar su hombro contra el de Vini y el brasileño le respondió con una caricia de intensidad 0'0000001 en la escala Richter, pero el argentino se tiró al suelo como si una tormenta de arenas y cuatro camellos se lo hubieran llevado por delante. Luego, estuvo más de un minuto sin levantarse. Ni siquiera la reprimenda de Bellingham por lo que estaba haciendo le hizo ponerse colorado.

Cuando De Burgos Bengoechea señaló el descanso, Vinicius aprovechó para recordarle el invisible fair play de Maffeo, y el argentino esperó su turno para hacer de abogado y fiscal, aunque no tuviera defensa ninguna. Juego psicológico en un 0-0 que al Madrid le suponía un nuevo rival para la segunda mitad: el cronómetro.

El Mallorca había pasado apenas dos veces del centro del campo y solo asomaba la patita con balones aéreos a Muriqi, pero estaba a 45 minutos de llevar el partido a los penaltis. Tenía la mitad del trabajo hecho y bajo palos estaba un especialista parando disparos desde los once metros, pero el Madrid no perdió la calma y, además, invitó a salir al Mallorca de campo propio y estirarse. A más espacios, más carreras y más opciones de gol para el Madrid. Eso pasó en el 63.

Un robo de Rodrygo en el centro del campo y un pase de Bellingham a Mbappé, ubicado en el carril del 10, dio inicio al gol de la victoria. El francés se asoció con Vinicius, y su centro desde línea de fondo fue rematado al palo por Rodrygo. El rechace lo remató Mbappé al cuerpo de Greif y, a la tercera, Bellingham mandó el balón a la red. Jude, estorbado por Lucas, con el eslovaco encima suya y con cuatro jugadores del Mallorca bajo palos, logró meter la pelota por la única rendija posible. Noveno gol del inglés en lo que va de temporada. Hey, Jude.

El gol blanco sepultó cualquiera esperanza del Mallorca, que ya solo abría la boca para tomar aire. Lo aprovechó para hacer grande el resultado en el descuento, con un gol en propia puerta de Valjent y otro de Rodrygo, que provocó una tángana final por una collejita de Bellingham a Maffeo, que también se llevó un beso al aire de Asencio y un 'qué malo eres, tira para allá'. Si te comportas como un macarrilla, tienes que aceptar que el karma te la devuelva. El domingo, clásico en el desierto.