real madrid
Fortaleza mental, trabajo y su fiel Carlo Ancelotti: así silenció Tchouaméni los pitos
El francés revierte su peor momento con la camiseta del Madrid y vuelve a mostrar brotes verdes
La desconexión de cuatro fantásticos

En el verano de 2022, pocos días después de ganar el Madrid su decimocuarta Champions, en París, seguramente la más épica de su historia, Casemiro se citó con Florentino en su despacho de Valdebebas. Fue un encuentro muy cariñoso entre el presidente y uno de ... sus jugadores favoritos, y con un mensaje muy claro. El brasileño le dijo a Florentino que su gloriosa etapa en el club blanco había llegado a su fin y que el cuerpo le pedía probar una nueva experiencia. Y así fue. Tras ganar la Supercopa de Europa, a mediados de agosto, cerró un acuerdo con el United, a la vez que el Madrid culminó el fichaje de Tchouaméni, que ya tenía atado, pero que adelantó un verano por la inesperada marcha de Casemiro.
Ochenta millones que entraron por ochenta que salieron y un jugador de 22 años por otro de 31. La operación era perfecta para todos. Casemiro lograba un contratazo con los diablos rojos y buscaba un nuevo acicate a su carrera; el Madrid lo había disfrutado en sus años de plenitud y con el dinero ingresado compraba el futbolista más parecido al brasileño, pero bastante más joven. Un puzle que encajó a la perfección en los primeros meses de Tchouaméni en el Madrid, pero el parón a mitad de temporada por el Mundial de Qatar trastocó los planes. Los del jugador y los del club.
Aquella primera temporada de más a menos generó las primeras dudas entre el madridismo. Sustituir a Casemiro, como sucede este año con Kross y pasará con Modric, no iba a ser sencillo, pero Aurélien estuvo por debajo de las expectativas. Innegable su derroche físico y su trabajo en la fase destructiva, poco a poco fue limitando su repertorio ofensivo, lo que le convirtió en un futbolista de pase fácil y, en muchas ocasiones, hacia atrás. Ni superaba líneas ni marcaba la diferencia en la asociación. No se le fichó para eso, pero la realidad es que en en el Mónaco y en los primeros meses como madridista sí lo hizo.
En su segunda temporada, las relevantes bajas en el centro de la defensa le obligaron a jugar en más de una ocasión de central, una posición en la que no desentonaba, pero en la que tampoco enamoraba. Fue un segundo año de transición, en cuanto a rendimiento personal, avalado y sostenido por Ancelotti, seguramente su mayor defensor. Pero tampoco entusiasmó a un sector del madridismo que esta temporada, sobre todo hasta enero, ya no soportó más el rendimiento del francés y le señaló como uno de los responsables de los males del equipo.

En la derrota en Champions ante el Milan, en la fase de grupos (1-3), se llevó una buena pitada del Bernabéu. Lo mismo que en Copa, contra el Celta, a mediados de enero, justo después del 5-2 del Barça en la final de la Supercopa de España. Ahí tocó fondo la relación entre el Bernabéu y Tchouaméni, pero justo en ese mismo partido inició su resurrección: «Cuando empiezo cada partido estoy concentrado en lo que tengo que hacer en el campo. Escucho los pitos, claro, pero me focalizo en lo mío. No me detengo en si un partido dicen que lo hago bien y otro mal. Siempre va a haber críticas, pero lo más importante es trabajar para mejorar porque si haces las cosas bien vas a jugar bien», dijo ayer el galo en la sala de prensa de Valdebebas.
Fortaleza mental, trabajo y el fiel apoyo de Ancelotti, de sus compañeros y, también, del club. Esa ha sido la receta de Tchouaméni para silenciar los pitos del Bernabéu y convertirlos en aplausos, como contra el Rayo. La mejor noticia para Aurélien, aunque seguramente no para el Madrid, es que el mejor futbolista desde la eliminatoria contra el City ha sido él, y ya estuvo también a gran nivel en es0e cara a cara contra los ingleses, con un soberbio partido de central en el Etihad: «El muy criticado Tchouaméni ha jugado un partido espectacular», dijo Ancelotti tras aquel 2-3.
No ha sido el único apoyo público de Carletto al francés. En sus momentos más delicados, ahí ha estado siempre para sacar el escudo. Y en su renacimiento, tampoco se ha cortado a la hora de agrandar su figura: «Tiene un carácter fuerte y una personalidad muy seria. Sin balón ya sabíamos que es espectacular y, además, ahora está jugando muy bien con el balón, que es el algo que teníamos que descubrir», dijo Carletto tras el triunfo contra el Rayo. Así ha silenciado Tchouaméni los pitos.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete