El fichaje de Mbappé por el Real Madrid, una cronología de amor y desengaños

El PSG cayó antes, pero los blancos alargaron su aventura europea nada menos que hasta la finalísima del mítico estadio de Wembley. Pero una vez levantada la Decimoquinta, estaba claro que el anuncio del fichaje por el Real Madrid era inminente.

Ni falta que hacía que el gurú del mercado de fichajes, Fabrizio Romano, confirmase el domingo que hasta el último fleco estaba ya atado y listo para el anuncio. Todo el mundo sabía ya que, una vez alcanzado su gran objetivo de la temporada, el club español haría oficial la contratación del futbolista más deseado. Y así ha sido.

El lunes, una vez apagadas las luces y sonidos de la celebración madridista en la capital de España, el club blanco ha confirmado la consecución de su viejo anhelo, el de vestir con sus colores al genio de Bondy.

Tal ha sido la insistencia del Real Madrid durante los últimos siete años que una de las bromas más recurrentes por parte de sus detractores ha sido la de ironizar con que Mbappé en realidad estaba jugando en el club parisino en calidad de cedido. Los primeros intentos serios de Florentino Pérez y compañía por reclutarlo tuvieron lugar en 2017, cuando comenzó a asombrar con la camiseta del Mónaco, pero los contactos entre ambas partes arrancaron en 2012, cuando Kylian apenas era un proyecto de gran futbolista de solo 13 años. Una visita a Valdebebas fue el origen de uno de los fichajes más enrevesados del fútbol moderno, a la altura de aquel de Alfredo Di Stéfano y la pugna que generó entre Madrid y Barcelona.

Cerca de cumplir los catorce años, cuando apenas era un proyecto de buen futbolista, Kylian Mbappé tuvo su primer contacto con el Real Madrid. El niño de Bondy, un suburbio de París, que admiraba al equipo blanco y a su gran estrella, Cristiano Ronaldo, tuvo la oportunidad de viajar a la capital de España para conocer a su ídolo y al resto de jugadores blancos.

Sucedió por iniciativa de Zinedine Zidane, leyenda del fútbol francés que trabajaba entonces con la cantera madridista, que invitó a Mbappé a conocer a sus ídolos. El objetivo era establecer un primer contacto con el chaval, que trabajaba en la academia de la federación francesa (FFF) en Clairefontaine como una de las grandes promesas futbolísticas del país.

Las imágenes que quedaron de aquella visita muestran a un Mbappé alucinado, vestido con una chaqueta de chándal del club español mientras posaba con los jugadores del primer equipo merengue. Sin embargo, pese a la admiración que el galo podía sentir por Cristiano y el Madrid estuvieron a punto de concretarse en una firma, el hecho de seguir formándose en su país cerca de sus padres inclinó finalmente la balanza hacia el Mónaco.

Mbappé y su entorno eligieron así las categorías inferiores del Mónaco para encarar su carrera profesional. Dos años después del fichaje, en 2015, el delantero hizo su debut con el primer equipo, convirtiéndose en el debutante más joven del club del principado con 16 años y 347 días, batiendo nada menos que a Thierry Henry. No sería el único récord que arrebatase al hoy comentarista.

Su fulgurante expulsión le valió un sitio definitivo en el primer equipo, donde no dejó de crecer para llevar a los monegascos al título de Liga y a brillantes actuaciones en la Champions League. Los más grandes del continente comenzaron a fijarse en ese afilado atacante que volaba por el césped y parecía infalible de cara a la portería. Entre ellos estaba de nuevo el Real Madrid, pero el buen momento que atravesaba el equipo blanco esos años, dominando con mano de hierro en Europa, llevó a Mbappé a elegir otro destino en el que pudiese adquirir mayor protagonismo.

Ahí surgió el París Saint-Germain, el equipo de su ciudad, que le prometió galones y lo cubrió de oro. Fue el primer pulso entre Madrid y PSG y lo ganaron los parisinos.

En el Parque de los Príncipes Kylian se convirtió en una estrella mundial, atesorando cifras goleadoras de récord y ayudando a su equipo a dominar las competiciones francesas, pero no consiguió trasladar esos éxitos a Europa. En la campaña 2019-20 estuvo muy cerca, pues el PSG jugó la primera final de Champions de su historia, pero cayó derrotado ante un histórico de la competición como el Bayern Múnich.

Pese a tener esa asignatura pendiente, según se acercaba la fecha de finalización de su contrato el PSG trató de convencer a su nueva estrella de ampliar su relación. Sin embargo el futbolista no estaba convencido del todo, pues parecía que nunca lograría levantar la ansiada Copa de Europa con esa camiseta, y el interés del Real Madrid seguía ahí.

En ese escenario el Real Madrid y Florentino Pérez trataron de convencer a la entidad parisina, reticente a un traspaso, con una oferta de 200 millones. Una cifra absolutamente desproporcionada teniendo en cuenta que el delantero acababa contrato solo un año después. Pero el PSG, irritado por los intentos del club español de fichar a su estrella, no solo la declinó sino que ni siquiera contestó.

La negativa del PSG a negociar no afectó al Real Madrid ni a sus dirigentes, pues abría un nuevo escenario impensable años antes, el de la llegada de Kylian Mbappé con la carta de libertad bajo el brazo.

Pese a los intentos de Nasser Al-Khelaïfi y los dirigentes catarís del club francés, el delantero parecía dispuesto a no renovar su contrato y salir gratis de la ciudad de la luz. Casi hasta el último día. Pero las presiones del PSG, señalando al futbolista por querer marcharse de una forma que no dejaría ninguna compensación económica en el Parque de los Príncipes, a las que se unieron las de varias personalidades destacadas del país, acabaron por doblegar su voluntad.

La comunicación con la planta noble del Santiago Bernabéu se cortó y poco después se confirmaron los peores augurios para el Real Madrid y sus aficionados. El PSG anunció que Kylian Mbappé ampliaba su contrato por tres temporadas. Un jarro de agua fría que le valió al futbolista el rencor de buena parte del madridismo.

Con la decepción aún reciente, el clima cambió de repente con una sorprendente noticia: la ampliación de contrato firmada por Kylian Mbappé no era por tres años sino por dos con opción a un tercero. Eso quería decir que al acabar esa primera temporada el delantero y el París Saint-Germain volverían estar en la tesitura de afrontar un último año de contrato, territorio fértil para las ofertas externas.

Y la situación terminó de cambiar en junio, cuando se hizo pública una carta de Mbappé a su club en la que explicaba que no ejercería la opción de ampliar el contrato una temporada más. Aquello supuso un terremoto en el Parque de los Príncipes, pues solo dejaba al club de capital catarí dos opciones: facilitar su salida para ingresar dinero a cambio, o retenerle hasta la finalización de su contrato para luego verle salir libre.

Regresaron más fuertes que nunca las presiones, afeando al jugador que no compensara al PSG por su salida, apartándole de la pretemporada del primer equipo y amenazándole con el banquillo durante la totalidad de su última temporada.

Esta vez Kylian no se dejó amedrentar y se reafirmó en su decisión: no aplicaría la renovación de un año opcional y jugaría su última temporada en París. Su futuro volvía a estar en juego y el Real Madrid, de nuevo, con las orejas tiesas, atento a cualquier movimiento pero con un perfil mucho más discreto y sereno. Urgencias cero.

Callado, sin alzar la voz ni reaccionar a las decisiones de su club, Mbappé acabó cumpliendo ese último año de contrato. Ayudó a mejorar su situación la renegociación de ciertos bonus y cantidades que el PSG le debía y que quedaron anulados o reducidos. La entidad parisina veía aliviados así algunos gravosos compromisos con el jugador, mientras que este ganaba en tranquilidad en los últimos meses en su ciudad.

Y una vez pactadas esas cuestiones y con el equipo galo afrontando las eliminatorias de la Champions League, Mbappé tomó la palabra para confirmar lo que era un secreto a voces: al acabar el curso dejaría de defender los colores del PSG.

Noticia Relacionada

Mbappé confirma que se marcha del PSG pero no aclara a dónde

Miguel Zarza

El delantero francés explica que no renovará su contrato con el club de su ciudad y el domingo jugará su último partido en el Parque de los Príncipes

Un penúltimo trámite antes de anunciar el siguiente destino en su carrera. La culminación a lo que en su juventud era un sueño. El fichaje por el Real Madrid, con el que espera cumplir también el sueño de alzar su ansiada Liga de Campeones.