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copa del rey

La eterna fuerza revulsiva del Madrid

cuartos de final

El Atlético se adelantó en una gran primera parte, pero Ancelotti volvió a encontrar revulsivos que dieron la vuelta al partido

Hughes

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Al final de la primera parte, el Atlético dominaba en el Bernabéu como no se recordaba desde los primeros días del Zidane entrenador. Eso podía hacer pensar en una oscilación del ciclo, pero entonces sucedió algo: una lesión, un cambio, y luego la necesidad de ... que Ancelotti mirara al banquillo: Camavinga repotenciado, Ceballos, Rodrygo... y ahí el Madrid encontró su bálsamo, entró en su flujo legendario. El Atlético, otra vez, cuando parecía mejorar, volvió al eterno retorno del tropiezo, a ese día de la marmota en que sale de casa y el vecino sonríe más feliz, con dientes más blancos, con una felicidad que siendo siempre la misma parece aun mayor, más irritante. Simeone, como hiciera Cúper con aquel gran Valencia, lleva al Atlético una y otra vez al trauma freudiano con el Madrid. Cuanto más se libera, más se postra; cuanto mayor es su rebelión (ángeles caídos capitalinos), más segura la derrota.

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