El cuento de hadas de Carvajal

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«Se me eriza la piel escuchándote. Recuerdo con mucho cariño esos años en la cantera. Muchas veces intento reflejarme en ese Dani que entró con esa ambición, ilusión y ganas de quemar etapas. Jugar como un niño es lo que me hace liberarme sobre el campo», explicó ayer Carvajal a pregunta de este periódico sobre aquel emotivo momento de hace dos décadas.

Entonces, Carvajal tenía 12 años y jugaba en el Infantil del Real Madrid. Hoy, Dani es el tercer capitán de la plantilla tras Nacho y Modric y, probablemente, la próxima temporada será el primero una vez que se confirmen las salidas de defensa y mediocentro este verano: «Mi papel en el club ha ido evolucionando. Ahora me toca aportar en la plantilla, tanto dentro como fuera. Soy uno de los veteranos, capitanes e intento ejercer de ejemplo a los compañeros. Que se puedan ver reflejados en mí, que puedan charlar de cualquier inquietud, que los jóvenes no se descarrilen y que todos rememos en una misma dirección», reflexiona el lateral leganense.

Dani hizo la mili en Leverkusen, donde estuvo cedido entre 2011 y 2013, con un rendimiento tan notable que regresó al Madrid como titular indiscutible de su banda. Desde entonces siempre lo ha sido. Por ahí han pasado también Arbeloa, Danilo, Achraf, Odriozola, Nacho y Lucas Vázquez, pero ninguno ha sido capaz de sentar a Carvajal, un lateral imprescindible para todos los entrenadores blancos de la última década, en la que el Madrid ha ganado cinco de diez Champions y tres de las últimas cinco Ligas: «Echando la vista atrás es cierto que hemos hecho una década impresionante a nivel de títulos y logros. Y ojalá que sigamos ampliándola a partir de mañana. Es la exigencia de este club. No celebramos la Liga, de momento, porque este partido ante el Bayern es importantísimo».

Tanto que los jugadores se concentraron anoche en la Ciudad Deportiva de Valdebebas, algo que sólo se hace en contadas ocasiones durante la temporada y antes de partidos de máxima relevancia. El de esta noche ante los bávaros lo es, claro. El Madrid tiene en su mano, y ante su gente, jugar su final número 18 de Champions, la primera de ellas en Wembley, uno de los pocos míticos estadios continentales en los que los blancos no han ganado la orejona. La oportunidad ahí está, pero para eso primero hay que quitarse de en medio a un Bayern con piel de cordero, el escenario más traicionero: «No hay optimismo. Solo ilusión y consciencia de las dificultades que vamos a tener. Hoy disfrutamos del día previo y ya mañana (por hoy) vendrán esos nervios y ese miedo», explica Ancelotti.

Carvajal lo ve un pelín diferente: «El míster cada vez está más miedoso... Nada, es normal, estamos a un partido de la final. Yo no pienso en el miedo, sólo pongo el foco en el partido de fútbol, nada de gastar energía con los nervios. Desde la experiencia que tengo, quiero disfrutar de ese cosquilleo desde que me levanto. Esa es mi mentalidad ahora, disfrutar. En la ida, como no pude jugar, lo hablaba con mi mujer. Tenía una sensación de alegría y de disfrutar de cada detalle…».

Uno de ellos será su irrupción en la eliminatoria. Carvajal no pudo jugar en Múnich por acumulación de amonestaciones y su equipo lo notó. Lucas no hizo un mal partido, pero es cierto que Sané, en la primera parte, y Musiala, en la segunda, superaron al gallego, reconvertido a lateral en estos últimos años. El regreso de Dani, que esta temporada ha jugado hasta de central con tanta baja en su zona de acción, dará consistencia defensiva y 'punch' a la banda derecha blanca. De la primera piedra de Valdebebas a su posible sexta Copa de Europa. Es el cuento de hadas de Dani Carvajal.