Zidane se queda sin argumentos

Es el primer lamento del responsable deportivo del conjunto blanco. La desconcentración defensiva del equipo en muchos partidos le ha costado muy caro en los enfrentamientos con el Cádiz, el Shakhtar , el Valencia y el Alavés. Zizou reflexiona que esa desconcentración no se produjo en las situaciones críticas, como las que vivieron frente al Barcelona y el Inter, con sendas victorias a domicilio. Ese dato demuestra que cuando sus pupilos están alerta, funcionan. Pero no son regulares en aplicar esa concentración en el campo.

Zinedine echa de menos la disciplina defensiva del grupo que les llevó a conquistar la Liga en julio con once jornadas invictos y diez victorias. Ahora, sus hombres no son capaces de repetir ese sacrificio en la estrategia de destrucción, el equipo ha perdido la solidaridad en esta faceta y el cuerpo técnico piensa que es una cuestión de físico, no de actitud.

Este es uno de los puntos fundamentales. Hay varios jugadores que no están dando el nivel que se les auguraba. Su jefe no dice nombres, se lo explica a cada hombre personalmente, pero está claro que se refiere a Asensio, a Marcelo y a Isco, entre otros, además de Hazard, a quien las lesiones impiden rendir. Ni algunos titulares ni muchos suplentes han dado la talla.

Hay que valorar que Asensio y Hazard integran, junto a Benzema, el ataque ideal del entrenador, pero lo dos flancos no han funcionado. El enfado de Asensio consigo mismo al ser cambiado el sábado decía muchas cosas. Zizou le ha dado múltiples oportunidades, hasta el límite de ser injusto con Rodrygo y Vinicius, y el mallorquín no ha respondido. Lo saben los dos, preparador y jugador.

Es otro aspecto clave en este balance de situación cuando se ha disputado un tercio de la temporada. El Real Madrid tiene un verdadero problema de fútbol, especialmente con los titulares. El once habitual no demuestra recursos suficientes en el campo para ganar, ni aplica velocidad en el juego. El gol cuesta mucho.

Son deficiencias que se convierten en graves cuando faltan dos, tres y ya no digamos cuatro titulares, como sucede actualmente con Ramos, Valverde, Carvajal y Benzema, ausentes en esta última jornada liguera . Sabedor de las necesidades del club, Carvajal reapareció en la «final» de San Siro, rindió muy bien y volvió a recaer. Con la misma responsabilidad, Benzema quiere jugar mañana en Kiev.

Es el tercer factor decisivo. Hay jugadores como Modric y Kroos que juegan periódicamente y ya no soportan un partido cada tres días. Ello se traduce en un juego lento, parsimonioso, el que ellos soportan, el que les interesa a ambos, y que trasladan al equipo. El resultado es un Real Madrid que funciona sin velocidad, a medio gas físico. Es un fútbol parado, horizontal, que no aprovecha la rapidez de jóvenes como Vinicius, que tiene que adaptarse a un estilo de toque al pie, contrario a su forma de jugar.

Marcelo e incluso Isco, que tiene 28 años pero no es un futbolista rápido, redundan en ese ritmo cansino. Es un problema, un gran problema vascular de todo el equipo.

El Real Madrid tiene a muchos e imprescindibles jugadores lesionados y presagia que va a sufrir más lesiones por un calendario que considera «infernal». El preparador blanco critica que con partidos cada tres días todas las semanas de este curso, incluidas las selecciones nacionales con amistosos que no vienen a cuento, «no puede ofrecerse el espectáculo» que debe ser el fútbol. Los jugadores caen rotos cada semana y calibra que esa será tristemente la tónica hasta mayo.

«No se puede así», señala el técnico. Reflexiona que es un problema de todos, sí, pero lo soportan especialmente los equipos que compiten en Europa.

No habla Zidane de los árbitros, pero tras hacer autocrítica analiza a escala interna que su equipo ha sido gravemente perjudicado en Mestalla con dos goles que no debieron darse, y frente al Alavés, con tres penaltis no señalados. La puntuación sería muy diferente si el VAR hubiera funcionado.

Zidane asume que ya ha dado muchas oportunidades a varios futbolistas y no puede continuar así, porque el Real Madrid se lo juega todo y él personalmente también. No está el horno para probar más, es hora de tomar medidas y va a centrarse en jugar con quiénes están bien, porque el equipo dirime su futuro en cada partido, al límite, tanto en la Champions como en la Liga. En los últimos encuentros hemos visto que mantiene un esquema, rota muy poco y esas rotaciones en el once inicial no funcionaron. El entrenador madridista es consciente de la situación y debe cortar con el bisturí, como decidió el 28 de febrero de 2016 tras perder 0-1 con el Atlético. En el campeonato español ya no puede ceder más, muy lejos del conjunto rojiblanco, y en la Copa de Europa no debe fallar más.

El técnico asume que es el momento de inyectar ritmo al equipo con los jóvenes talentos, hombres que aportarán calidad y energía a un esquema sin velocidad. Odegaard debe obtener mayor protagonismo en el centro del campo y los delanteros brasileños han de cambiar un estilo archiconocido de ataque.