Toque de atención a la plantilla

Ramos, Modric y otros líderes han dialogado con sus compañeros para coger el toro de la crisis por los cuernos y torearla. No han sido reuniones programadas, ni demostraciones de unidad para conjurarse. Son charlas entre profesionales que ven el futuro del club y el suyo propio en entredicho por su carencia de rendimiento. Son conversaciones de urgencia, necesarias para centrarse en la gran responsabilidad que tienen en sus botas. Porque Zidane podría caer el miércoles si no se clasifica para los octavos de final de la Champions, pero esos jugadores asumen que en julio se marcharían varios de ellos.

La foto oficial del Real Madrid , que se llevó a cabo ayer con el presidente junto al cuerpo técnico y la plantilla, ofreció un buen ambiente y risas que no taparon la preocupación latente, como demostraron los comandantes del vestuario al hablar alto y claro en la cocina, en privado.

El balance de situación es distinto según desde el cristal desde el que se mira. Ramos, Varane, Benzema, Marcelo, Carvajal, Casemiro , Mendy, Courtois, Modric, Kroos, Valverde, Hazard, Asensio, los trece hombres que más juegan, los que defienden abiertamente la continuidad de Zidane, han dialogado con el resto de la plantilla para dar un paso adelante y superar esta grave realidad. Otros profesionales, como Isco por ejemplo, piensan ya en su marcha incluso en el mercado de invierno. Jóvenes como Rodrygo, Vinicius, Odegaard, Jovic, Militao y Lunin observan la crisis como una presión difícil de soportar y de la que no se sienten culpables principales, porque han jugado menos o nada, como es el caso del guardameta ucraniano. En todo caso, el mensaje es directo, sin floritura: ««Somos el Real Madrid y tenemos una responsabilidad», señalaba uno de los jefes del equipo. «Hemos superado crisis peores que esta y debemos luchar al máximo y darlo todo para ganar, todo está en nuestras manos, no dependemos de nadie», indicaba otro de los baluartes del grupo.

Los veteranos ven consecuencias graves que los novatos no atisban con visión a medio plazo. Los lugartenientes de la plantilla vislumbran que la situación es grave y exigen al grupo «estar en alerta máxima porque esto es muy serio». El Real Madrid se juega la Liga y la Champions en unos días. Y asumen que la mayoría de los jugadores no está dando el nivel que se presumía. Todos saben que si el Real Madrid fracasa en diciembre, habrá bajas en el verano, porque la entidad no estará dispuesta a que muchos continúen con este nivel de rendimiento. Podrán defenderse con contratos en vigor, pero sencillamente se les dirá entonces que no van a jugar. Si quieren marcarse un «Bale» en el futuro, pues que lo hagan, pero si el club cae en la Copa de Europa todos deberán comprender que habrá llegado la hora de la renovación total, esa que Zidane no ha acometido en profundidad y que el título de Liga ha frenado en su velocidad de crucero.

Vive el Real Madrid una etapa de transición de un equipo campeón que ha envejecido. El Covid ha torpedeado también el cambio necesario, pero si el golpe en la Champions se produce, la renovación será obligada. Ya no se pondrán solo parches, que es lo que el técnico ha hecho hasta ahora, será el momento del cambio de verdad.

Los jefes del plantel saben lo que se juegan, empezando por su porvenir, y han expuesto en el vestuario que deben estar centrados únicamente en volver a ganar y abstraerse de las críticas. «Aquí nos la jugamos todos y es hora de demostrar lo que somos».

El análisis de la dirección deportiva precisa que Zidane tiene su parte de culpa con alineaciones caprichosas y con errores, también hay lesionados que son hombres importantes, pero la entidad considera que hay muchos futbolistas que no se han dado cuenta de lo que está ocurriendo y de lo que se están jugando, tanto ellos como el club.

Impasible el ademán. Zidane no tiene miedo. No se amilana. No teme nada. Fusilado por múltiples frentes, el entrenador se siente con ganas de que comience ya el partido de Sevilla. Lleva mucho tiempo en el Real Madrid para saber cómo están las cosas: mal juego, pesimismo generalizado, mala situación en la Liga, ante una «final» de la Champions y en el momento más bajo de su popularidad. Todo eso lo sabe. Es el primero que conoce la presión y la exigencia. Y sabe que el club espera que encuentre la luz para recuperar la normalidad. Zidane analiza que no permitirá que el equipo se le muera en sus manos. Busca soluciones y la primera es la reacción del vestuario.