Real Madrid

La soledad de Vinicius

Ningún compañero acudió en su auxilio cuando fue increpado por Piqué y Eric García por pedir penalti tras un mano a mano con Ter Stegen

I. Jiménez

Corría el minuto 35 del clásico cuando el Real Madrid salía en tromba al contragolpe. Modric conducía la bola con la cabeza levantada cuando un lúcido Pedri decidió agarrar al croata para evitar males mayores. Sin embargo, el balón cayó en la diestra de Valverde, ... que filtró un preciso pase interior a la espalda de Alba. Vinicius recibió solo ante la inmensidad de la meta, encaró a Ter Stegen y volvió a encontrarse con sus demonios pretéritos: las dificultades para definir. El joven extremo intento regatear al germano en el mano a mano, se hizo un lío y, en última instancia, decidió dejarse caer. Tan clara fue la acción que, salvo él mismo, nadie en el Santiago Bernabéu reclamó penalti.

Ipso facto y como era de esperar, Ter Stegen, Eric García, Araujo y Piqué llenaron de reproches los oídos de un Vinicius que seguía pidiendo tímidamente la pena máxima al árbitro. Precisamente Piqué, con una evidente sorna dibujada en su rostro, abrazó al brasileño para continuar con su discurso. Muy poco después, tras el 0-2 de Araujo, Eric continuó calentando al sudamericano:«Tú, el año que viene Balón de Oro». En todo este proceso, Vinicius estuvo solo. Ningún compañero acudió en su auxilio, ningún compañero plantó su pecho ante los zagueros del Barcelona. No hubo empujones, ni tanganas, ni citas postpartido. Sobre el césped capitalino únicamente hubo un equipo derrumbado anímicamente que contempló como su antagonista regresaba a la élite.

Llevara Vinicius razón o no en la protesta, es llamativo su desamparo . Por ejemplo, la plantilla del Barça apoyó sistemáticamente las innumerables quejas y reyertas de Luis Suárez y Jordi Alba; el Atlético hace lo propio en la actualidad con el uruguayo; el Sevilla con Ocampos; el Betis con Fekir... la lista es interminable. Incluso el mismo RealMadrid, con Sergio Ramos a la cabeza, acudía en masa a las numerosas riñas protagonizadas por Cristiano Ronaldo.

Por otra parte, la soledad de Vinicius en el clásico también se reflejó en el aspecto puramente futbolístico. En las pocas ocasiones que pudo sortear a Araujo , el regateador nunca tuvo opciones de crear peligro mediante el pase. Su equipo, hundido en el bloque bajo, no acompañó las carreras de un delantero más impreciso de lo habitual. Fue a la guerra solo y, obviamente, cayó derrotado.

Reincidente en la protesta

A pesar de su gris noche ante el Barcelona, Vinicius está viviendo una gran temporada de blanco. Su mejoría respecto al curso anterior es notoria: suma 17 goles y 14 asistencias en lo que va de temporada, es un fijo en los onces de Ancelotti y es una de las caras visibles de este Real Madrid que lidera la Liga y que jugará los cuartos de final de Champions.

Pero el talón de Aquiles del carioca reside en sus constantes enfrentamientos dialécticos con rivales y árbitros. Este aspecto preocupa a su entrenador, que en repetidas ocasiones ha comentado que Vinicius debe centrarse exclusivamente en hacer lo que mejor se le da: jugar al fútbol .

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