Liga santander
El Madrid se presenta agotado
Los de Zidane no consiguen ganar al Valladolid en casa. Lentitud inicial y desorden al final. James retornó al once
Crónica
Vamos conociendo nuevos detalles de la renovación del Madrid. Consiste en regresar al 2016. Más que un regreso al futuro es un progreso al pasado .
«Cambiarán cosas» era recuperar lo que había e incluso lo que hubo: Bale, Isco (con Vinicius al ... banquillo) y... James. Solo falta Pepe. Bueno, Pepe sería Militao. Se podría resumir el verano en sustituir un año después a Cristiano por Hazard y volver a reconstruir el segundo equipo , aquella «segunda unidad» de la última Liga. James, Isco, Lucas, Jovic por Morata... Con esto, el Real Madrid se garantiza el retorno de la clase media (aunque muy tocada por la crisis) y dos jugadores por puesto, lo que debería garantizar la competencia si hubiera fuerzas para competir. O ganas. O edad.
James, colocado donde Modric, y Bale fueron lo más vivo del Madrid en el inicio. Este equipo quiere ser más coral, se percibe una vena solidaria, cierta movilidad como de protón insistente delante de Casemiro, y hasta cierta presión (Kroos la lidera más allá de donde está Benzema) pero el juego empezó aburrido y no cambió mucho.
La zurda de James y los demarrajes de Bale eran lo más vivo del Madrid. Si ellos, que estaban «muertos» , es decir, más fuera que dentro, más allá que acá, brillaban ¿cómo será el resto?
No se puede reprochar nada a nadie, porque todos corrieron, pero al juego del Madrid le faltó algo fundamental pese a la apariencia de dominio, pese al dominio efectivo.
James le dio un buen pase a Bale en el 13, Carvajal remitió algunos centros sin franqueo y el juego llegó a una especie de paroxismo al final, con un claro remate de James tras regalo del Valladolid en el 36 y con otros de Benzema y Bale en el minuto siguiente. Pero fue un paroxismo más bien mortecino . El Valladolid no creó peligro y el Madrid llegó un buen número de ocasiones pero en eso había algo falso. Al Madrid le faltó lo vivo, lo eléctrico, la velocidad y la pasión. Todo tuvo ese ritmo bien conocido de chachachá de Benidorm en torno a Isco, Kroos y compañía. Así fue la primera parte, como un tenebroso anuncio de lo que puede ser el año: irreprochable aburrimiento. Lo de siempre, pero mejor. ¡Una cosa incriticable! Es más fácil reformar un estadio que un equipo y este Madrid parece mejor equipo pero el mismo equipo. Los mismos intentando ser un poco mejores como colectivo, pero... ¿y como individuos?
Todo empezó más o menos igual en la segunda parte, aunque el Valladolid ya dio indicios de vida ofensiva con Guardiola. El Madrid urdía por el lado zurdo con mucha participación de Isco. Fútbol orfebre acrecentado por la zurda puntillista de James, pero sin velocidad. El partido necesitaba un acelerador y Zidane sacó a Vinicius (por James, ovacionado con cariño). Esta fue la única lección que el aficionado sacó en claro el año pasado, pero Zidane parece que no lo ve. ¿Y qué ha hecho Zidane con la sonrisa de Vinicius?
Pese a alguna acción revoltosa suya, el juego del Madrid se fue trabando y empezó a notarse el apremio por el gol.
Eso faltaba, eso que se llama gol aun antes de ser gol, y Zidane, que lo ve todo con una prudencia que empieza a desesperar, consideró que ya era hora de que por fin Jovic saliera (por Isco). Lo primero que hizo fue un cabezazo al larguero y, en su honor, el Madrid se puso en una especie de 4-2-4 con Bale en la izquierda.
El apremio pasaba a la urgencia, y de ahí a la ansiedad había un paso. El Madrid invocaba su estrategia ancestral de alas y taquicardia y perdía el fútbol tricotado aunque lentorro. El público quiso enardecerse pero más que el fútbol del Madrid surgieron los claros para el Valladolid . Courtois le sacó una a Waldo y Guardiola otra a Ünal cuando estaba a punto de marcar. Aquí se aplicó la ley natural del fútbol y cuando el empate a cero empezaba a ser una posibilidad, Benzema marcó un golazo. Se repetía lo de la temporada pasada. Zidane agarrado agónicamente a la calidad un poco intemporal de Benzema (calidad como de crooner eternizado cantando Begin the Beguine en el mismo casino de Las Vegas) para lograr victorias contra equipos modestos.
Pero ni eso consiguió, porque las brechas de la defensa (los laterales-rambla) seguían abiertas para Guardiola, que tuvo soledad y espacio suficiente para empatar. El Madrid fue lento al principio y desordenado al final y Zidane, más allá de la parodia, dio entrada a Lucas Vázquez.
De esto, que hubo un año ya, va a haber otro. Dios se apiade de nosotros . Y es posible que haya habido una dificultad idiomática en el Madrid. Porque lo que había que hacer era una revolución. Con erre. Re-vo-lu-ción, no una involución.
La Dirección Deportiva del Madrid (la metafísica Di-de) debería recordarle a Zidane además aquel principio fde Michi Panero: «En la vida se puede ser de todo menos coñazo».
¿Hay tiempo aún para fichar a Neymar, tenga el metatarsiano y la cabeza como los tenga?
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