Real Madrid-Brujas
El Brujas le complica la Champions al Madrid
Los belgas empatan en el Santiago Bernabéu y desnudan los problemas del equipo de Zidane. Desaparece la consistencia; Europa, en riesgo
Crónica
Europa hizo grande a este equipo y Europa, a falta de que alguien se dé por enterado, le está poniendo fin . Barrido por el Ajax, vapuleado luego por el PSG, se esperaba con cierta esperanza al Brujas. Y el Brujas, para empezar, acabó ... con la celebrada solidez. Adiós, intensidad. Llegaron los belgas como llegan los comisarios de Bruselas, a diagnosticar los males y con medidas de ajuste.
Pocas rotaciones hubo para recibirles, lo que hablaba de la importancia del partido. Los de siempre en el Madrid, los eternos , con Lucas donde Bale y Modric restituido en su inevitabilidad. En el Brujas, un tridente explosivo poco conocido que asomó enseguida. Tras un inicio animoso del Madrid, Vanaken, el medio de más clase, mete un balón largo y exterior que supera al lateral y la espalda de Varane: Tau centra y Dennis remata en semifallo . Había sido un error general de la defensa blanca, clavada en un poco convincente achique de espacios. Iba a ser el primero de muchos.
Si así estaba la defensa, el ataque del Madrid resultaba previsible. Conducido por Kroos, fundamentalmente se buscaba a Hazard y Benzema haciendo un poco lo del Metropolitano. La velocidad no era endiablada. Y en las bandas no ayudaban. No lo hacía Nacho, por supuesto, y tampoco Carvajal y Lucas, paralizado por algunos pitos del público. Menos aún los interiores. Kroos estuvo mejor que Modric, pero ni uno ni otro desbordaban lo suficiente ni presionaban de manera efectiva. Había eso que se llama “desajustes en el balance defensivo”. El 4-3-3 iba mostrando su naturaleza agujereada de gruyere y los centrales sufrían con los balones largos . La media no cerraba a los que se descolgaban como flechas y el Madrid, en conjunto, parecía a punto de romperse, de quebrarse por la mitad. Los balones largos del Brujas lo hacían crujir como un viejo puente de madera, como un viejo barco. A eso sonaba la media del Madrid, a maderas sufriendo.
No es que no lo intentaran. Carvajal quiso remediar la falta de apertura con un buen pase que remató Modric, Kroos siguió chutando desde fuera, había centros, saques de esquina, una rutina similar a la del Metropolitano. Era una insistencia mayor, pero nerviosa, preocupada porque el Brujas inquietaba con su velocidad.
Tras un córner, Mignolet le paró un remate de cabeza a Varane, y a continuación Courtois una ocasión a Tau. Es decir,el Madrid no podía lanzarse a un asedio porque no tenía controlado el juego. Dos toques bastaban para romperlo y lo que era costoso se hizo además impreciso. Falló Casemiro y luego lo hizo Modric , y Dennis, con el balón en los pies se fue directo para marcar el segundo de nuevo en semifallo. Hubo pitos a Courtois, reprochándole que no hiciera el milagro.
Ya con las sirenas sonando y el latido en las sienes, el Madrid fue lanzando centros y tuvo en Kroos su mayor argumento ofensivo: tiros lejanos y alguna llegada. El celebrado juego de espaldas de Benzema estaba desplazando la responsabilidad del gol cada vez más lejos. Así se llegó al descanso.
A la vuelta, Zidane sorprendió cambiando a Nacho por Marcelo y a Courtois por Areola . Problemas fisicos.
El Madrid volvió insistiendo por las bandas con más fuerza. Seguía notándose el vacío en el centro, pero por los costados era más tenso, más vibrante, con constantes subidas de Carvajal y sus muchos centros aleatorios. El Brujas llegaba menos, estaba más atado. Solo un error de Casemiro devolvió los focos a Dennis , que se fue directo a por el tercero, detenido por Areola. Esa parada y los aplausos siguientes pueden tener importancia: a parte del Bernabéu le gusta Areola, le gustan los porteros instintivos y de chispazos. Y Areola está cayendo de pie en el hueco que dejó Keylor. Es en los porteros donde el Madrid resuelve sus divisiones forofo-politicas.
Atacaba el Madrid, el viejo Bernabéu se enchufaba. Era un asedio completo que duró un cuarto de hora y que tuvo que convocar a Ramos en el ataque: pase de Benzema y remate del central en jugada, no a balón parado.
Pero no hubo mucho más después. Hazard ni se ubica y los mejores minutos de Benzema (completamente auxiliares) desaparecían. Carvajal se deshacía a base de centros como una botella de champán no muy caro y Marcelo solo interiorizaba más el juego.
En el 67 Zidane sacó a Lucas (pitos) por Vinicius, que pagó un precio de impaciencia, salió aceleradísimo sugiriendo quizás un orden inverso del cambio: tranquiliad inicial para el joven brasileño, efecto microondas para el canterano.
El Madrid había bajado ya su presión y el Brujas perdía tiempo en cada detalle. Notaba la temperatura legendaria del estadio. En el Madrid había lagunas, enormes errores atrás, y un cansancio que presagiaba el conformismo. Ahí tuvo efecto Vinicius , que intentándolo le sacó la segunda amarilla a Vormer. En esa falta, sacada por Kroos, llegaba el gol de Casemiro, otro cabezazo. En lo que quedó ya solo hubo espasmos de Vinicius, que volvió a pedir el sitio. Su sitio. El Madrid lo intentó pero era mucho su desorden y pocas las fuerzas.
Europa le dio la gloria a este Madrid, y Europa le está avisando de su final. Ya no es la forma de engañarse y escurrir el bulto hasta primavera, sino la realidad manifestándose en su forma más cruda. Europa le dice al Madrid que tiene que tomar medidas. Reformas estructurales.
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