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El Madrid yoyó

Los blancos suben y bajan en la Liga, como las máscaras carnavalescas en el miércoles de ceniza

Fernando R. Lafuente

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En esta Liga, para variar, el Madrid sube y baja como un yoyó. Lo mismo se coloca cerca del primero que toma distancia; igual anima a la afición con que la Liga no está tirada, que va y con donaire y elegancia vuelve a tirarla. Sube. Baja. Sí, como un yoyó, y, como en el poema de Borges y el ajedrez, la pregunta es ¿quién mueve la mano que maneja el yoyó? ¿se mueve solo? ¿es la mano de Orlac o son las manos mágicas de la televisión en los lejanísimos años sesenta del siglo pasado? Otro enigma que pone encima de la mesa este Madrid. Irregular hasta la náusea sartreana. Y de hoy, en el Ciudad de Valencia, al 5 de marzo tiene un reto, un desafío, vengan tópicos, que les dejará tocados o inmaculados (como los de Juego de Tronos). El Madrid yoyó sube y baja como la cabeza agarbanzada y castiza de Ramón Gómez de la Serna en ese espléndido documental de Jiménez Caballero, Esencia de Verbena... Si sube y baja, y así tiene mareada a la afición y entretenida a la prensa, pero tanta broma ya cansa. La desidia frente al Girona es para estudiarla en las escuelas de negocios.

El Madrid en la Liga sube y baja, como las máscaras carnavalescas en el miércoles de ceniza. En pleno carnaval, dos Madrid-Barcelona y un Ajax. Ya veremos las caras, o caretas el día 6 de marzo. Frente al Levante no dejan jugar a Mayoral, y eso es un error por mucho que esté bien denominado como «cláusula del miedo». Deja en mal lugar la confianza del Madrid en sí mismo. Entre las notas a tener en cuenta es que Casemiro está apercibido y, lesionado Llorente, no hay nadie, salvo Valverde, que tampoco es que haya mostrado una excelencia singular. Ni Marcelo, ni Bale en la alineación titular. Bien. La soberbia del brasileño ante su muy baja forma resulta desconcertante, pero hay espejos y hay vídeos que puede repasar. Lo del galés es de novela gótica. Resulta que está tan feliz. Cómo no. Para lo que juega, para las 22 lesiones que lleva de blanco y para su más fascinante ignorancia de la lengua española y para el rendimiento cuando sale, es para estar feliz a pocos les habrán pagado tanto por tan poco.

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