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La leyenda de las noches inexplicables
«A este equipo le cabe la gesta siempre, por pequeño que parezca el agujero»
Cuándo es la final de la Champions League
Los jugadores del Madrid, tras el pitido final
El Madrid culminó otro imposible. Una nueva remontada en el Bernabéu , de no creer, más extraña todavía que las anteriores. Un cuento de fútbol que no encuentra explicación en los libros de ciencia, que no tiene lógica, que no pertenece a este mundo. A ... este equipo indescifrable le cabe la gesta siempre, por pequeño que parezca el agujero. Aguanta sin respirar más tiempo que nadie, un partido entero, una eliminatoria, y nunca se muere. Cuando enciende el interruptor de los milagros, pone todo patas arriba y le da la vuelta a la verdad más indesmentible.
El Manchester City estaba en la final en el minuto 90, con holgura además, dos goles de ventaja y acariciando un tercero. Y unos segundos después estaba eliminado, grogui, condenado a recibir uno tras otro los golpes que lo dejaban fuera de París. Una pierna de Mendy bajo la raya, un pie inverosímil de Courtois, una anticipación de Rodrygo para el 1-1, un cabezazo pifiado de Asensio a centro de Carvajal que se convierte en una asistencia para el cabezazo impensado del brasileño (empeñado en apellidar la épica de las noches inolvidables), la prórroga que nadie vio venir, el penalti y la sentencia de Benzema. Los segundos corren de repente a otra velocidad. Magia, escudo, fe, espíritu, miedo, una combinación que levanta al Madrid de todos los suelos y sepulta de forma fulminante a cualquiera que sea su rival.
Y encima lo hace a menudo, casi por costumbre, rechazando de pleno que se trate de una casualidad. El fútbol otra vez dijo una cosa, que el Manchester City fue mejor, mucho mejor, tanto en Inglaterra como en España. Con la pelota y sin ella. A los puntos fue inmensamente más, estuvo mucho más tiempo con el balón y el desenlace a su favor. Pero da lo mismo. Siempre da lo mismo. El resultado de pronto le quita la razón al juego y se entrega a los blancos. Cuando no hay espacio ni queda tiempo, esa gente se pone de pie, se conecta con una grada efervescente y pasa por encima de lo que se encuentra delante. La leyenda de una camiseta y sus noches inexplicables.