Cortita y al pie
Modric como institución
El croata supera montañas de músculos como un lepidóptero juguetón que va de línea en línea
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Iniciar sesiónCuando en el descanso del partido contra el PSG los cronistas se planteaban cómo certificar con tacto la defunción de un centrocampista, todo cambió y Modric desplegó las habilidades y talentos por las que Mourinho pidió su fichaje, y que son exactamente todas las posibles. ... Modric renació del bloque bajo como una venus, como el centrocampista perfecto. Alguien capaz del antiguo fútbol cristalino, pero con un recorrido de ‘box to box’, sobresaliendo entre montañas de músculos y velocistas puros. Modric los supera como un lepidóptero que aéreo y juguetón va de línea en línea, avanzando como Hermes, con alas en los tobillos, o como Astérix, rubio líder alado, pues también es jugador de dibujos animados.
Modric lo hizo todo: el tackling que acabó con Messi, cerrando el pasado; el pase al hueco del futuro de Vinicius, y la sutileza honda, íntima, y muy pensada con la que selló su relación con Benzema. En una foto aparece rodeado de seis, siete jugadores del PSG antes de echar a correr. Es la foto de Iniesta contra Italia, pero con otro dinamismo, disparado al ataque, sin cautela: el centrocampismo erizado del Madrid.
El partido fue una exhibición, una proeza, y en parte una revelación. Dentro del estable 4-3-3 de Ancelotti y Zidane, en paridad de esfuerzos con Casemiro y Kroos, Modric ha hecho historia, pero con la frescura de Valverde y Camavinga descubrimos otro Modric posible. O la posibilidad de seguir disfrutando de él, de su fondo inacabable. En los momentos de fragor, cuando los partidos estallan, él rompe a jugar como si no pesara y nada le costara. Enjuto, consumido, con una delgadez espirituada que comparte con Benzema, los dos monjes místicos que quedan con Butragueño a levitar.
Desde su gol en Old Trafford son ya diez temporadas; once estuvo Di Stéfano, que se fue con 38 años. Modric está frente al escalón que sube a lo más alto, mármol que casi nadie ha pisado, y solo puede ser ya institución. Stielike estuvo ocho temporadas en el Madrid y durante años se pidió 'un Stielike' (por eso llegó Jankovic). El público (que llegó a ser feliz con Gravesen) después de Modric pedirá felizmente otro Modric. Alguien que juegue como un niño y maneje el corazón de los partidos.
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