Real Madrid

Gareth Bale: héroe, villano y leyenda. 'In that order'

El extremo izquierdo dijo adiós al Madrid con una emotiva carta después de cinco años brillantes y cuatro sombríos. Quedan en el recuerdo aquella pancarta 'Gales. Golf. Madrid' con sus prioridades y los 20 títulos y los 106 goles que logró de blanco

La chilena del galés en la final de Champions League del 2018 ABC

Rubén Cañizares

Domingo, 1 de julio de 2019. Es un caluroso día veraniego y el mercado está caliente en el Madrid. Gareth Bale se encuentra negociando con el Jiangsu Suning su marcha a China, pero está dolido por la contundente confesión pública de Zidane de verle fuera ... del equipo lo antes posible: «Si se va mañana, mejor» , dice en Houston en la rueda de prensa posterior al amistoso contra el Bayern. Previamente, el Madrid había hecho saber a su agente, Jonathan Barnett, que haría todo lo posible para facilitar su salida, pero eso no significaba que se pudiera marchar gratis. Tras el acuerdo entre Gareth y el Jiangsu Suning, este debería hacer una buena oferta al Madrid.

«¿Preocupado por el acuerdo? Ni siquiera sé de qué me estás hablando.... Yo estoy sentado en el sofá de mi casa, con las piernas en alto, pantalón corto y chanclas viendo el golf», explica un irónico Barnett a ABC en conversación telefónica. El agente de Bale, amante también del golf como el galés, está viendo el último día de competición de The Open Championship, el major con más solera, responsable de la imagen más emblemática de Seve Ballesteros cuando en 1979 conquistó el primero de los tres que logró en su carrera. La pregunta de este periódico a Barnett sobre el futuro inminente de Bale no le hace ni pestañear. Como en la gran mayoría de interacciones con el Madrid, Jonathan está jugando con la entidad blanca.

Ni Bale ni su familia quieren marcharse a China -a pesar de tener sobre la mesa una oferta de 22 millones limpios al año y un contrato de tres temporadas-, ni el Jiangsu Suning tiene presupuestado pagarle más de 20 'kilos' al Madrid. Barnett y Bale saben perfectamente que la operación no saldrá adelante, pero juegan con los tiempos, filtran el interés de otros dos clubes chinos y dilatan al Madrid la comunicación de su decisión hasta finales de julio. Rota la vía asiática, el club blanco le hace saber a Barnett que intentarán cederle a un equipo Premier, pero el agente ni se inmuta. Tampoco Gareth, que tiene absolutamente decidido seguir en Madrid, dónde su familia y él son felices. Y así será.

Mal aconsejado

«Gareth es un buen chico, pero estuvo mal aconsejado. Su agente le metió 'mala hostia' en la cabeza y emprendió una batalla personal contra la institución. Y él se equivocó», explican fuentes del club. «Es un agente muy complicado en el trato porque nunca sabes si lo que te está diciendo es cierto o no», dice un ejecutivo del Madrid mientras se lleva el dedo índice de su mano derecha a la cabeza insinuando que 'está loco'.

Tras nueve temporadas en el Madrid -con la excepción del curso 20-21 que estuvo cedido en el Tottenham-, Gareth Bale ha puesto fin a su etapa de blanco. El galés se despidió el pasado miércoles haciendo pública una carta en sus redes sociales. Mensaje de agradecimiento y orgullo por lo vivido, pero ninguna autocrítica . Su trayecto en el Madrid, brillante hasta 2018 y decepcionante desde entonces hasta este 2022, provoca sentimientos encontrados, pero una valoración final sin grietas en la entidad: «Dentro del club y del vestuario no existen esas malas sensaciones que se tienen fuera. Lo que hizo no se puede borrar. Fue magnífico», reflexionan en el Madrid. Ahí están las muestras de cariño durante la celebración de la Champions de una buena parte de sus compañeros, como Casemiro, de un sector de la afición e, incluso, del presidente Florentino Pérez.

Bale llegó la capital de España en 2013, previo pago de 100 millones al Tottenham, donde jugó cinco años a gran nivel. Allí, en el antiguo White Hart Lane, evolucionó de lateral a extremo y confirmó que había acertado en su elección de vida. Bale es futbolista, pero pudo haber sido lo que hubiese querido. En el Whitchurch High School, el instituto más grande de Gales, con capacidad para 2.500 alumnos, además de ser un estudiante ejemplar de buenas notas, era un portento en bádminton, hockey, rugby, cricket y atletismo. De hecho, con solo 12 años, en su categoría Gareth era el segundo atleta más rápido de todo el país en la prueba de 50 metros. Con 14, hacía los 100 metros en 11,40 segundos, pero él quería ser futbolista. Pasión que le transmitió su tío Chris Pike, delantero del Fulham y del Cardiff City durante los ochenta y noventa.

Bale nació en Whitchurch, un barrio residencial de clase media, situado a tres millas al noroeste del centro de Cardiff. Fue un chico tímido y muy callado que solo hablaba de fútbol, y que de vez en cuando provocaba el enfado de su vecino William Tout, propietario del adosado del número 81 de Velindre Road, pegado a la casa de los Bale: «Cuando Gareth era pequeño tenía que llamarle la atención cuando colaba la pelota en mi parcela. Dañaba algún ladrillo o me rompía algún cristal. Siempre estaba jugando con otro chico en su jardín», contó en 2017 a ABC. Ese amigo era Ellis Randall, con quien comparte su pasión por los bolos y el golf, y que acompañó a Bale el día de su presentación en el Santiago Bernabéu , el 2 septiembre de 2013.

En su primera temporada, Bale dejó notables actuaciones y dos goles para la historia del club. El tanto de la victoria en la final de Copa del Rey ante el Barça, con aquella memorable galopada ante Bartra, y el 2-1 de la final de la Champions en Lisboa, tantos que justificaron en doce meses la inversión y apuesta del Madrid. Junto a Cristiano y Benzema formó unos de los tridentes más potentes del fútbol moderno, pero sufría una alarmante fragilidad muscular que le retrotraía a su adolescencia. Entre los 14 y 16 años pasó los peores 18 meses de su vida. A los 14, pegó un importante estirón que afectó a su espalda y le limitó sus movimientos. Estaba más tiempo en reposo que sobre el césped y eso estuvo a punto de echar abajo su beca deportiva en la Academia del Southampton, pero su descubridor , Rod Ruddick, logró que no fuera así. Lo que no pudo hacer es ponerle remedio definitivo a esa espalda, que ha sido la gran responsable de la mayoría de sus lesiones. Esta debilidad física más su desidia y desgana de los últimos cuatro años, han sido sus puntos negros en el Madrid.

Kiev, inicio del fin

El galés no digirió muy bien su suplencia en la final de Kiev en 2018. Allí llegó tras un largo periodo lesionado , pero previamente acumuló varios partidos a buen tono, lo que en su interior le hizo creer que sería titular. Acabó ganando la decimotercera desde el banquillo, con dos goles, uno de ellos una chilena mágica. En la celebración, se metió en un fregado insinuando su marcha si no tenía los minutos que él creía merecer. Fue el inicio del fin.

Tras la venta de Cristiano, ese mismo verano de 2018, el Madrid quiso hacer de él su nuevo futbolista franquicia, pero nunca tuvo la actitud ni la aptitud para ello. Se aisló en su introvertido mundo, se borró de partidos por dolencia mínimas, se contaminó de los erróneos consejos de Barnett y acabó por ser un ente extraño. Ni siquiera el año a préstamo en el Tottenham le quitó ese rictus gris y ensimismado. No ir a los partidos del Bernabéu cuando estaba lesionado o no convocado, hacer coincidir la recuperación de sus lesiones con el parón de selecciones y lanzar mensajes fuera de lugar cuando vestía la camiseta de su país tampoco ayudó a generar afecto, pero en el vestuario se le tenía más cariño del que él se dejaba recibir: «Su relación con los compañeros siempre fue estupenda porque es una buena persona. Todos le querían mucho y desde luego todos sabían que se trataba de uno de los grandes jugadores que han pasado por aquí», explican en el club.

Seguramente, el paso del tiempo hará olvidar su egoísta comportamiento de los últimos cuatro años, en especial de este último, para darle valor a lo realmente importante. 20 títulos y 106 goles, varios de ellos imborrables. Gareth Bale, héroe, villano y leyenda en el Real Madrid. 'In that order'.

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