Esperando a Hazard

El belga observa que los futbolistas del Real Madrid son juzgados con crudeza en cada partido si no rinden. Ya se lo había advertido su compatriota Courtois y otros compañeros. Esto es mucho más duro que el Chelsea. Lo ha comprobado en sus carnes. Sabe que los seguidores esperan todo del fichaje estelar y le piden más. No hace falta que le digan que el conjunto blanco necesita su mejor versión para marcar la diferencia. Lo palpa, lo huele. Es su responsabilidad, marcarla.

Zizou tiene claro que el belga no se pone nervioso por estas impaciencias, pero le muestra su apoyo para que alcance su mejor forma con la menor presión posible en «el club de la presión constante». Le han otorgado el número «siete», aunque él nunca solicitó un dorsal, y sabe que eso significa rendimiento, liderazgo y resultados.

El mediocampista solo ha disputado cuatro partidos incompletos y tres como titular, pero ya le exigen más, mucho más. «Hay que estar con él», señala su entrenador. «Ha hecho un buen trabajo», precisa al valorar su actuación en el Metropolitano, donde generó cuatro buenas jugadas en el primer tiempo, una de ellas una incursión hacia el área cortada por Trippier con un agarrón que el árbitro no castigó con tarjeta. Después, en el segundo tiempo, Hazard se diluyó. En Sevilla estuvo mejor, con mayor participación en el juego, aunque se le nota que todavía le falta «reprise» en la arrancada de su regate.

En sus cuatro encuentros disparó siempre a puerta y fue objeto de una docena de faltas, porque los rivales conocen su «dribling» e intentan impedir que controle la pelota. Destacan sus robos de balón, demostración del cambio táctico de Zidane , que exige a todos presionar y defender.

Hazard juega escorado en la izquierda en el esquema del francés, con tendencia a realizar incursiones hacia el centro para enlazar con Benzema y Kroos. El técnico le probará también como media punta, con libertad de movimientos, para que su calidad no quede escondida en una esquina, a expensas del posible dominio territorial del Real Madrid.

El dilema de Zidane es que el gran fichaje del año está obligado a adquirir la forma sin tiempo, en los partidos, en plena competición, no en los campos de Valdebebas. Ahora mismo es imposible hacer sesiones específicas de velocidad, potencia y resistencia, que requieren un mínimo de cinco jornadas continuas de trabajo, porque el calendario maratoniano se lo impide. Hay Liga y Champions cada tres días todas las semanas y con este ritmo los jugadores solo pueden llevar a cabo entrenamientos de recuperación y mantenimiento, para volver a competir.

En esta situación, el reto de Hazard es conseguir la forma jugando. Es lo que hace. Disputó media hora ante el Levante y después ha disfrutado de setenta minutos tres veces, frente al PSG, el Sevilla y el Atlético. El objetivo es que alcance un buen nivel físico ante la visita al Barcelona en el Camp Nou, el 26 de octubre.

El Brujas y el Granada serán dos buenos ensayos para el hombre que sobre su espalda lleva el peso del dorsal de Joseíto, de Kopa, de Molowny, de Amancio, de Juanito, de Butragueño, de Raúl y de Cristiano.