Neymar, una moneda al aire en el Bernabéu

A los pocos meses de fichar por el PSG, en el verano de 2017, Neymar adquirió un valor de mercado de 180 millones de euros. Hoy, solo vale noventa, la mitad de entonces. En poco más de cuatro temporadas ha pasado de ser el heredero de Messi y Cristiano a convertirse en un futbolista a la carta. Ahí están sus números. En sus cinco temporadas en París solo ha jugado el 48% de los minutos posibles. Irregular, caprichoso, poco profesional y con un historial preocupante de lesiones que han hecho de él un futbolista pesado, en el sentido literal. Neymar está hoy más cerca de su decadencia como futbolista que de volver a esa mágica versión que nos hizo pensar que estábamos ante el futuro mejor futbolista del mundo, aunque él lo ve desde otro prisma: «Estar fuera de partidos grandes es una lástima, pero me olvidé de las lesiones y me preparé, más de la cabeza que de otra cosa».

Su negra relación con los octavos de la Champions ha vivido varios episodios. El curso pasado no jugó ante el Barca ni en la ida ni en la vuelta. Algo que también le sucedió en el curso 18-19, contra el United. En la 17-18 tampoco jugó la vuelta ante el Madrid. De nueve partidos de octavos, solo ha estado en tres como titular y uno como suplente. Y el reloj sigue avanzando. Con treinta años recién cumplidos, Neymar ha justificado durante muy pocos ratos el desembolso del PSG. 222 millones que malgastó el Barça de Bartomeu y que no ha justificado el brasileño en París.

Fue allí para quitarse de encima la alargada sombra de Messi y darle al PSG la primera Champions de su historia, y ni una ni otra cosa. Perdido en un laberinto de lesiones, escándalos nocturnos, fiestas de cumpleaños y hasta una denuncia por violación. Y, por el camino, una relación de amor odio con la grada y con el propio club. En el verano de 2020 coqueteó con su regreso al Barcelona , movimiento que no se llevó a cabo ante la falta de dinero del club catalán, para luego acabar renovando hasta 2025 y subir su soldada a 38 millones de euros por temporada. Interés en volver a vestir de azulgrana que cohabitó con el litigio que mantenía con el Barça por un bonus no abonado por la entidad culé que el brasileño consideraba suyo y de su padre. Ahí, en los temas de dinero, sí que nunca ha sufrido un arañazo en una carrera que llegó a poner en solfa hace varios meses cuando aseguró que no sentía la ilusión necesaria para seguir jugando al fútbol. Una más

Hoy, ensombrecido por Mbappé y muy alejado de su mejor versió, su rendimiento es una moneda al aire. Puede sacarse de la chistera dos jugadas de genio y silenciar el Bernabéu , pero parece más probable que se pierda en batallas insustanciales durante el partido y deje cojo al equipo por su poca implicación defensiva: «No estoy de acuerdo con que haya desequilibrio con nosotros tres en el once. Intentaremos hacer un gran partido, como en París», sentencia Neymar.