Bodo Illgner, seguro, fiable, alemán y tan madridista como Zidane

Lo que pocos saben es su madridismo. Bodo es un referente del espíritu del Real Madrid. Esa norma de salir a ganar por encima de todas las cosas era la suya. Esa moral para intentar los imposibles casaba con su mentalidad.

La cabeza espiritual del Real Madrid es la suya, pelear hasta el fin por la victoria aunque vayas perdiendo 0-3. Bodo fue fichado por Capello y el italiano acertó .

Bodo se sintió en el sitio ideal de su carrera, para conquistar títulos soñados que no esperaba.

Hijo de un militar, contrajo matrimonio con Bianca Illgner en 1990 con la que tiene tres hijos. Bodo nació en Coblenza, una pequeña ciudad del oeste de Alemania, pero luego se trasladó a vivir a Westerburg situado un poco más al norte, en el límite provincial. Con seis años empezó a jugar al fútbol en el equipo Hardtberg de Bonn. Desde muy pequeño empezó a destacar bajo los palos, pasando por todas las categorías inferiores de la selección. Después de diez años en el Hardtberg, el sobrio Bodo es fichado por el histórico Colonia con sólo 17 años. En un principio fue suplente del por entonces titular también en la selección, Harald Schumacher. Debutaría en la Bundesliga en 1986. Poco después, la publicación por parte de Schumacher de un polémico libro, además de sus innegables condiciones, permitieron a Bodo alcanzar la titularidad; un puesto que ya no perdería nunca durante toda su estancia en Colonia, llegando a convertirse en el pilar fundamental del equipo.

Con el Colonia, Bodo llegó a ser subcampeón de la Bundesliga en 1989 y 1990 y subcampeón de la Copa Alemana en 1991 donde perdieron ante el Werder Bremen a los penaltis. Bodo consiguió parar un penalti a Allofs pero su equipo falló otros dos que decidieron el título para el Werder.

Y llegó Capello. Y el Real Madrid. En 1996 recibió una oferta del club español, entrenado por Fabio Capello. Y se ganó un lugar por su calidad, profesionalidad, capacidad, disciplina y enorme madridismo.

Militó en el conjunto madrileño desde 1996 hasta 2001, ayudando a la consecución de esos dos títulos de la Champions en 1998 y 2000, enfrentándose a la Juventus de Turín y al Valencia. Ganó dos Ligas, en 1997 y 2001, más la Copa Intercontinental de 1998.

En su primera temporada en España, Capello le dio plena confianza, disputando la totalidad de los partidos desde su llegada y dejando en el banquillo al mítico Paco Buyo, que se retiraría ese mismo año y por quién además profesaba admiración, y a Cañizares. Ese año el Real Madrid ganaría la Liga y Bodo fue considerado el mejor portero del campeonato .

En la siguiente campaña Illgner se perdió los primeros partidos a causa de una lesión, pero más tarde consiguió arrebatarle el puesto a Santiago Cañizares, también en la fase decisiva de la Liga de Campeones. El 20 de mayo de 1998 el equipo blanco ganó la deseada séptima Copa de Europa en la final ante la Juventus, 1-0.

En la temporada 1999-00, una serie de lesiones y la irrupción de Íker Casillas le apartaron de la titularidad. Tras finalizar la temporada 2000-2001 decidió poner fin a su carrera deportiva. Illgner participó 54 veces con la camiseta de Alemania, disputó dos Mundiales y dos Eurocopas.

Bodo Illgner siempre era recordado porque fue uno de los héroes que devolvieron al Real Madrid al primer plano del fútbol mundial conquistando la séptima Copa de Europa en 1998.

Aquel año 2001 dio por finalizada su carrera deportiva. Fueron diecisiete temporadas en activo. A su llegada al Real Madrid, con 29 años, el único palmarés que había en su cuenta particular era con la selección Alemana, con la que ganó el Mundial de 1990 en Italia. Pero su calidad como portero era incuestionable y Fabio Capello decidió darle la ocasión de demostrarlo en un equipo grande, algo que hizo dejando un nivel notable y ganando títulos de blanco desde el primer día. Una Liga y el Zamora incluido fueron sus primeros éxitos. Aunque la «séptima» queda como su gran logro en el club.

« Despedirme del fútbol activo no fue difícil para mí. No se trataba de un cambio brusco. Hacia el final de mi carrera en el Real Madrid solía ocupar el banco de los suplentes, así me fui alejando paulatinamente del juego. Deseaba conscientemente dedicarme a mi familia después de mi retiro».