¿Quién es Beatriz Flamini, la deportista que ha pasado 500 días sola en una cueva?

La deportista, originaria de Madrid, puede presumir de poseer ahora el récord mundial de permanencia en una cueva, tras haber puesto al límite la mente humana. Lo ha conseguido gracias al proyecto 'Timecave', que ha sido el que impulsado esta hazaña, monitorizando sus pasos encerrada a 70 metros de profundidad en una gruta de Motril, en Granada.

El objetivo de este experimento en el que se ha puesto a prueba ha sido también el de evaluar la repercusión mental y física de las condiciones extremas y el aislamiento en el cuerpo humano y en la mente. «Aunque suponemos que por sus conocimientos habrá intentado calcular de algún modo el tiempo, ella realmente no sabe en qué día vive, ni qué ha pasado fuera», explicaba Elena Mera, portavoz del proyecto.

Fue el pasado 20 de noviembre de 2021 cuando Flamini comenzó esta aventura, con los conocimientos que le han aportado sus años como deportista de élite, alpinista, escaladora y espeleóloga como equipaje. Gracias a ello y a su implacable «coherencia» y capacidad de superación, la madrileña ha conseguido lidiar con la soledad, la falta de comunicación y las condiciones extremas de la montaña.

Flamini es técnico superior deportivo y docente de guías de baja y media montaña. También cuenta con formación en prevención de riesgos laborales (PRL) en altura, espacios confinados y trabajos verticales, lo que la ha convertido en la persona adecuada para este reto.

Además, siente auténtica pasión por la naturaleza y, especialmente, por la montaña y la escalada y de ello ha presumido durante años en sus redes sociales, donde es habitual verla en zonas de montaña. De hecho, tiene su propio proyecto, 'Mongolia en Solitario', una expedición en la que recorrió Mongolia de oeste a este, atravesando la Cordillera de Altai y cumbres de hasta 3.000 metros.

Esta experiencia en situaciones tan complicadas la ha preparado también para pasar estos 500 días sola, donde también ha contado con la ayuda de un equipo de profesionales.

Sus casi dos años bajo tierra se convertirán, además, en una serie documental que ella misma ha grabado desde el exilio. Fue la propia Beatriz quien decidió ponerse en contacto con la productora Dokumalia para recoger en vídeo su experiencia en la cueva de Motril, dejando las tarjetas que grababa en la zona de intercambio de la cueva programada con los espeleólogos.

Al proyecto se fueron sumando muchos expertos, que quisieron tomar la iniciativa de Beatriz como una manera de poder analizar la capacidad del cuerpo humano para exponerse a estas condiciones extremas de aislamiento y poder evaluar cómo afecta a nuestra mente y nuestro cuerpo.

A pesar de haberse convertido en una heroína, su hazaña bajo tierra podría acarrearle muchos problemas de salud a Flamini. Según María Dolores Roldán, profesora de psicobiología, el cuerpo de Beatriz podría comenzar a notar tras su salida las consecuencias de haberse sometido a este experimento durante más de un año y medio.

Al no haber referencias visuales ni sonoras, la propia Beatriz podría verse expuesta a problemas de memoria, de atención y de concentración tras su vuelta a la superficie. Además, se le complicará la toma de decisiones y el tiempo de reacción de su mente y cuerpo tras tanto tiempo sin contacto humano. Por lo tanto, podría estar «más lenta y más errática».