España se desinfla ante Polonia y cae eliminada en el Europeo

Era un duelo decisivo y España no dudó en empezar por todo lo alto ante Polonia. Consiguió hasta tres robos en las primeras posesiones de las eslavas para vestirse de parca al contraataque, una ola implacable que, además, estuvo bien asistida por las paradas de Wiggins. Como ante Francia, Gassama era el eje sobre el que giraba el buen juego nacional, pero sus rivales, aunque con un ritmo lento, muy taimadas, conseguían igualar la contienda con sus embestidas de escuadra y cartabón.

Los pasos y las faltas en ataque, errores no forzados, fueron la losa de la selección en el ecuador del primer tiempo. Parecía no tener resina el esférico y Polonia, ante tanto regalo, comenzaba distanciarse en el electrónico. Además, Placzek se imponía con mucha superioridad en sus duelos individuales con las extremas españolas. Quedaba un mundo para que el combinado nacional tapase sus fisuras, pero la situación ya amenazaba con volverse crítica.

De manera inexplicable, a las polacas se les contagió el mal fario y ahora eran ellas las que regalaban el balón. El problema fue que España no consiguió sacar mucho rédito del caos. Su defensa no era óptima ni mucho menos, la letal So Delgado no conseguía esquivar el muro eslavo y Erauskin, aunque disponía de buenos lanzamientos, era minimizada por las paradas o por los palos. Al descanso, la mejor noticia para la selección era que solo perdía por dos.

Un misil de Somaza y una gran estirada de Morales parecían suficientes elementos para que España cambiase el guion del duelo. Sin embargo, fue un esporádico espejismo, pues los errores que la habían condenado en la primera manga se repitieron de forma cíclica en la segunda. Sangre que olió a la legua Rosiak, autora de tres tantos espectaculares, tan contundentes como bellos, que dejaron muy tocada a la defensa nacional.

De hecho, el puñetazo fue tal que España no consiguió reponerse. La defensa polaca elevó su rudeza y la selección nunca encontró una vía hacia la remontada. Aunque maquillaron el resultado, sus errores acabaron por ser groseros. La eliminación fue inevitable.