El PGA sigue maldito: desastre de Jon Rahm en la primera jornada

Es cierto que del vasco puede esperarse una reacción positiva en cualquier momento y, de hecho, la va a necesitar para superar el corte. Este será su próximo objetivo antes de pensar en logros mayores. El golfista de Barrica, número uno del mundo, salía como gran favorito en esta competición centenaria que se celebra por cuarto año en Oak Hill (Rochester, estado de Nueva York). Sin embargo, a pesar de comenzar haciendo 'birdie' en su primer hoyo (realmente el número 10, ya que comenzó el juego por la segunda vuelta), en esta ocasión las tornas se volvieron contra él.

En el Masters arrancó con un doble 'bogey' en el primer hoyo y terminó ganando el torneo; aquí de momento ha comenzado a la inversa y nada indica que pueda repetirse el mismo final feliz. Oak Hill es un campo muy distinto al del National de Augusta, ya que aquí perder la calle está tremendamente penalizado. El 'rough' es muy espeso y profundo y eso hace que los golpes que se van a esa hierba alta se vean tremendamente castigados. Si a esto se le añade que Rahm no anduvo muy atinado en los 'greens', tenemos el cóctel de problemas a los que ayer se enfrentó.

La mejor parte es que no se le vio nervioso en absoluto, no externalizó gestos de desesperación, sino todo lo contrario; se mantuvo en ese estado zen que tan buenos resultados le ha dado esta temporada, con la consecución de cuatro victorias en otros tantos meses. La jornada comenzó con retraso a causa de las heladas nocturnas y el español se vio atrapado por el campo y no pudo reaccionar.

No fue el único caso, pues todos los jugadores tuvieron que pagar el peaje de un recorrido muy exigente en algún momento de la vuelta. No es fácil recuperar ni hacer 'birdies', por lo que cuando se falla lo mejor es armarse de paciencia y no querer arreglarlo en el siguiente agujero, sino esperar que las cosas fluyan poco a poco sin apresurarse. Hombres como DeChambeau (-4) o Scheffler y Conners (-3) lo tuvieron claro y supieron administrar la ventaja que fueron adquiriendo a lo largo de la ronda.

Jon, por contra, fue de mal, en peor y después del reseñado excelente primer hoyo, terminó la primera vuelta de una manera para el olvido, con tres 'bogeys' consecutivos. Los otros nueve hoyos no le fueron mucho mejor, especialmente el hoyo siete, donde firmó un doble fallo que le puso con + 7. Menos mal que un 'birdie' salvador en el siguiente, gracias a un segundo golpe magistral desde la calle, le permitió una mínima sonrisa y un saludo al público. Para la segunda jornada, el vizcaíno necesitará un milagro. Está a diez golpes de la cabeza y a cinco del corte provisional... pero quién mejor que el número uno del mundo para conseguirlo.

Al cierre de estas líneas, Pablo Larrazábal era el mejor español, aún en juego (par en el hoyo 5), mientras que ya en casa club Adrián Otaegui (+5) y Adri Arnaus (+6) se han dejado mucho trabajo para mañana.