Sevilla y Lopetegui, amor de conveniencia
Aumentar la media de asistentes al Sánchez Pizjuán, cuyo aforo sólo se llena un 66%, demostraría que el espectáculo volvió a Nervión
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Iniciar sesiónUn almuerzo con Monchi y amplia sobremesa posterior dio oficialidad a lo que el presidente del Sevilla, José Castro, venía pregonando desde el final de Liga (la continuidad del entrenador, con contrato por dos temporadas más) y lo que Julen Lopetegui afirmaba haber ... dicho 37 veces (que su futuro y sitio estaba en el Sevilla). Que pesó más la palabra del técnico que la del mandatario es obvio, porque en el mundo del fútbol no hay profesional que permanezca en un lugar en el que no quiera estar, pero me da que en esta ocasión ambas partes han considerado la prolongación un «mal» menor. El club, porque el de Asteasu le consigue objetivos muy caros de lograr a pesar del pésimo juego del equipo, y el guipuzcoano, porque no le han salido pretendientes de más tronío o tesorería.
La peculiaridad de la temporada pasada, en la que el entrenador, entre lesiones y Covid no pudo alinear a sus mejores hombres durante muchos partidos, plantea la incógnita de qué hubiera ocurrido de no tener tantas bajas. Más en lo referente a los marcadores que al juego ofensivo del equipo, lastrado por un sistema arcaico y una valoración paranoica de los rivales.
Y es eso lo que se le reprochó desde dentro del club al técnico, la paupérrima imagen del plantel , frente a contrarios muy inferiores. Un equipo que en teoría empezó la segunda vuelta pugnando por el título de Liga, por improbable que fuera su consecución, no podía conducirse de la forma que lo hizo el rojiblanco. Aburrimiento incluido.
Ahora, con una plantilla que se presume muy renovada, surgen una certeza y una duda. La certeza, que Lopetegui logrará hacer bloque en la pretemporada, tal como consiguiera en su primera campaña, por muchos cambios que se produzcan; la incógnita, si asumirá riesgos arriba aún a costa de que detecte síntomas de permeabilidad en su sistema defensivo. Aumentar la media de asistentes al Sánchez Pizjuán, cuyo aforo sólo se llena un 66% pese a los éxitos, sería la mejor demostración de que el espectáculo, y no sólo las victorias por la mínima, habrían vuelto a Nervión.
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