El Betis juega hoy y el Sevilla, también

En Mestalla agotará el cuadro de Pellegrini sus escasas posibilidades de clasificación para la Champions. La nada justa derrota contra el Barcelona y el favor de Ancelotti al Atlético, oponiéndole todo lo rascable de la plantilla y no lo fetén, lo ha dejado con el único asidero del milagro. Y hoy, además, los verdiblancos, de no ganar, facilitarían las cosas al vecino, un Sevilla de patética figura al que le vale igual una vendetta valencianista por la final de Copa que derrotar mañana al Mallorca de Javier Aguirre.

No llegan los béticos en buen momento al partido en terreno levantino. En los cuatro últimos ha perdido fluidez en su fútbol y eficacia ante el gol, algo que a mitad de Liga les permitió asomarse al balcón de la Liga de Campeones. Conseguida plaza en Europa vía Copa, es importante asegurar la quinta plaza. Por prestigio y por la pasta que hay en juego dependiendo del escalón que se ocupe al final.

El patético fútbol desplegado por el Sevilla (reconocido ahora por el gremio resultadista como la causa de la caída planeando del equipo) no ofrece demasiadas esperanzas de divertirse mañana a la parroquia sevillista. Que sea el recién vapuleado Mallorca el contrincante y Sergio Rico el colaborador necesario en la vergonzosa derrota frente al Granada, tampoco invita al optimismo. No hay equipo en Primera que despliegue peor fútbol que los de Lopetegui. Y, sin embargo, ahí está, tercero y tocando el cielo de la élite europea por tercer año consecutivo. Gracias a Bono, el arbotante que ha sostenido al grupo durante toda la segunda vuelta. Este tipo merece llevarse el Zamora. Él, y sólo él, ha impedido que el equipo se despeñara hasta lo más hondo del barranco.