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Sevilla FC

El último despeje de Diego Carlos

Los aficionados tuvieron el jueves el respiro de ver cómo uno de los mayores defensas de los últimos tiempos se iba con lágrimas en los ojos de un equipo que lo acogió como si fuera de la familia

Diego Carlos llora en su despedida del Sevilla FC Vanessa Gómez
Félix Machuca

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El último servicio defensivo de alto valor añadido de Diego Carlos, lo firmó el jueves, el día de su despedida de los aficionados de Nervión. Esos aficionados lo han adorado como si fuera la representación carnal del Hércules tebano, un ser mitológico capaz de enfrentarse ... al destino y vencerlo en sus manifestaciones más adversas. En plena ofensiva por parte de los muchos aficionados contrariados con las últimas decisiones del club, desde la subida desasosegante de la renovación del abono hasta la poco explicada renovación médica del equipo, Diego Carlos llegó y mandó parar. Absorbió todos los focos de atención. Se convirtió en protagonista emocional de un día en el que supimos de su noble encaste para salir de la nada y llegar a lo más alto, a base de esfuerzo, entrega, sudor y fe en sus posibilidades. Una historia que, posiblemente, no le guste a Ione Belarra, que quiere que los niños tengan infancias felices y super protegidas. Pero que Diego Carlos convirtió la suya en la historia más hermosa y noble que un chaval pueda firmar. Dani Alves tampoco vino como descendiente de la vieja aristocracia criolla brasilera. Pero hoy, ambos, pueden mirar hacia atrás y felicitarse por no solo haber salido de lo más humilde de su escala social, sino por haber ayudado a sus familias y lugares donde nacieron. Nadie quiere para su hijo una infancia de mendrugo de pan y habichuelas. Pero tampoco es bueno que los niños no sepan valorar el esfuerzo y la superación personal.

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