Un Sevilla cicloPímico
«Que el equipo compita, pero no mucho, no vaya a ser que se exija más. Que gane, aunque no sepamos cómo»
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Iniciar sesiónVuelta a empezar. Y así una y otra vez. El Sevilla no ha sido capaz en 25 jornadas de liga de enlazar dos victorias de forma consecutiva. El club quiere, con la boca pequeña, ilusionar a su gente, pero ni desde dentro se lo acaban ... de creer. Tampoco, aunque tuvieran plena fe en ello, se ven con fuerzas para dar un paso al frente y mostrarse ambiciosos.
Los que mandan gastan sus energías en defender lo indefendible, agachar pocas veces la cabeza y atacar a quien los ataca. Saben, en su fuero interno, que el equipo no tiene argumentos futbolísticos sólidos para ser un firme candidato a acabar la temporada en puestos europeos y se contentan (fíjarse bien) con mantener al equipo en Primera con menos incertidumbre que en las dos últimas temporadas. Cómo han cambiado las cosas. Se apoyan en la cantera porque no les queda otra mientras sacan la calculadora para ver cómo intentar, a contrarreloj, maquillar unas cuentas que asustan hasta a Juan sin miedo.
Y García Pimienta encaja a la perfección en sus planes. El entrenador tiene al equipo en el lugar en el que se esperaba: ni arriba, ni abajo. Deja la rendija abierta a la inesperada (y hasta el momento inmerecida) clasificación europea y mantiene al equipo a una distancia prudencial con respecto al descenso. Va aprendiendo al ritmo de sus jugadores a bandearse en un club en tenguerengue y sacando los resultados necesarios para mantener viva la llama de la competitividad y evitar que la gente se desconecte. No es fácil.
Tiene mérito mantener al equipo tan cerca de las siete primeras plazas. No lo digo yo, lo dice él, que sostiene que «tiene una plantilla muy corta» y que les va a «costar afrontar los partidos con garantías». Antes no alzaba la voz y, por ello, saltó la alarma. Resulta que no era tan maleable. Ejerció de pirómano, el club avivó las llamas aireando un desencuentro con el entrenador, pero cuando cayó en la cuenta de que les conviene tener al entrenador satisfecho apagaron el fuego con una palmadita en la espalda. Y a seguir. Que el equipo compita, pero no mucho, no vaya a ser que se nos exija más. Que gane, aunque no sepamos cómo. Que Pimienta se empolle los libros de Borras para hacer (como hasta ahora) funcionar a su plantilla en un equipo siempre al borde del ataque de nervios. Un club cicloPímico que va cambiando de cara y que depende más de lo que parece de su entrenador. Cara y cruz. Cal y arena. Victoria y derrota. De todo se aprende.
El calendario aprieta, y los próximos duelos ante teóricos rivales directos colocaran al Sevilla a falta de las famosas cuatro o cinco jornadas, en el lugar en el que le corresponda por sus merecimientos puramente futbolísticos. Los ejecutivos de la planta noble rezan para que García Pimienta mantenga al equipo hasta entonces con opciones de pelear por la clasificación europea. Así nos tiene a todos entretenidos y pueden vender la temporada en la que la afición tuvo que asumir la nueva realidad como la del primer e importante paso en el nuevo proyecto que dirigirá García Pimienta. Cada uno que compre lo que quiera. Vuelta a empezar.
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