Del orate transitorio al villano
Lo de Almeyda el martes fue un ejemplo palmario de «entrenadoritis», digno de figurar en la antología médica como síntoma de fracaso multiorgánico
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Iniciar sesiónAprovechó el periodismo que esta semana el Guadalquivir pasaba por San Fernando para preguntarle a Ramón Rodríguez Verdejo, Monchi para la historia blanquirroja, si volvería al Sevilla. El regreso a España del que ha sido villano y ahora máxima autoridad del equipo de ... su ciudad natal, desvió la atención del aficionado, aún descifrando qué quiso demostrar Matías Almeyda el martes ante el Villarreal, desde la pizarra de vestuarios hasta que Marcelino se fue sin pan ni sin vino, pero con tres puntos en la buchaca.
Monchi, que será parte de la tercera vía, o de la cuarta o de la quinta, si alguna vez se materializa alguna, porque nada como en casa para ser feliz y tener poder, tuvo palabras amables para con el argentino, al que definió como «gran entrenador», al igual que hizo con Antonio Cordón, que le reemplazó como director deportivo cuando se hizo villano. Eso pensaba el sevillismo del técnico hasta que se enteró de la alineación que iba a sacar frente a los castellonenses, un ejemplo palmario de «entrenadoritis« digno de figurar en la antología médica como síntoma de fracaso multiorgánico. No sabía que aún habría más.
Estoy convencido de que de haber estado Monchi en vestuarios en las horas previas le hubiera quitado de la cabeza al entrenador sacar ese equipo. Está bien tener enchufado a todo el plantel, pero si tienes cosas que sólo funcionan a 125 voltios y lo metes en una red de 250 lo normal es que aquello no dé señales de vida.
No era sólo que faltara calidad, sino que además no se sabían la lección y que en el caso incluso de que se la hubieran aprendido, eran incapaces de desarrollarla porque sus condiciones no dan más que para ayudar en contados momentos.
Mañana, contra el Rayo, tras ese master en meteduras de pata que sacó con un cum laudem, se debe volver a ver a ese Sevilla que, aún no acompañándole los resultados, ha hecho sentirse orgulloso a los suyos y sembrado de esperanzas el futuro. Y, esperemos, al jefe de filas juicioso que parecía ser el de Azul. Le debe puntos a la afición.
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