Nuevos capítulos en la casa de los líos
Esta semana se ha unido a ellos la aportación de Kike Salas, investigado por un juzgado de Morón en una supuesta estafa de sus amigos
Dos de la tarde. O comes antes a riesgo de un corte de digestión después o, en la versión positiva, celebras con copa bien despachada haberlo hecho; o dejas el almuerzo para más tarde, con el peligro de que se te quiten las ganas de ... comer o, eufórico, te entre un hambre de siglos y traspases los límites razonables del aporte calórico. La duda se le plantea hoy a los aficionados sevillistas con la cita de su equipo en Gerona a tan gastronómico horario. No sirven las sugerencias. Los de García Pimienta no funcionan y las estadísticas frente a los gerundenses no dan ni para probar con un aperitivo suave.
Seis derrotas consecutivas lleva el Sevilla frente al cuadro catalán. No he contado las de José María Del Nido Benavente en los Juzgados y en las Juntas de Accionistas, pero por ahí debe estar la cifra. En la última ordinaria de toda ordinariez, hasta le metieron un gol sus compadres americanos. La diferencia es que mientras los gerundenses marcaron todos sus tantos, los del actual Consejo se cobraron con autogoles: los que el expresidente se marcó a sí mismo firmando el 'Pacto por la pasta' y dejando sin candados su acuerdo con Partners 000.
Esta semana se ha unido a la casa de los líos en que se ha convertido el club de Nervión la aportación de Kike Salas. Las apuestas ilegales que investiga un juzgado de Morón de su círculo de amistades amenaza con dejar sin cacarear, que sin plumas ya está, al gallo. Él evitó declarar en sede policial, pero está por ver si el volcado de su móvil nos desvela algo sorprendente: la primera evidencia de que los gallináceos también escriben o hacen llamadas telefónicas a los mismos números investigados en vísperas de los partidos. Le asiste al canterano, que según todos los indicios no participó de las ganancias de la supuesta estafa de sus amigos, la presunción de inocencia. Una cosa es el mal olor que desprende la noticia, otra saber de forma fehaciente el origen del mismo y una tercera, las peculiaridades de las narices que lo olfatean. Como todo en este fútbol de nuestras entretelas en que tantísimas cosas hieden.
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