Del Jurásico al fútbol cuántico
Para «darle más importancia al balón», como pide Caparrós, deberá prescindir de los jugadores peleados con él
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Iniciar sesiónUna derrota, o un empate con sabor a victoria moral o fracaso agridulce, no es siempre mala por sí misma, si se extraen consecuencias para el futuro. La igualada del Sevilla el domingo pasado frente al Alavés, entre el pasotismo de una afición que ... se sabe ya un cero a la izquierda, por ejemplo. Joaquín Caparrós, un tipo listo, seguro que tomó nota y subrayó lo que no se debe repetir. Tan seguro estoy, que ya en la rueda de prensa posterior al partido realizó una autocrítica, bien es verdad que mostachona.
Un primer tiempo del Jurásico y un segundo con jirones de fútbol cuántico, aquel que explica cómo funcionan las partículas en el nivel más pequeño. De partida, vimos dinosaurios pateando el balón, pero si en su día tuvo Tyrannosaurus rex en defensa (fieros), Triceratops (fuertes) y Deinonychus (hábiles) en la medular y Argentinosuarios (altos) en ataque, no cayó en que se extinguieron en la plantilla hace más de dos años. Resultado, un dislate. Tras el descanso, vino lo cuántico. Las partículas pequeñas crearon asociación con la entrada de Suso, Sow y Juanlu, los dos primeros con la calidad que tanto se echa en falta en el plantel y la reacción pudo verse con varias acciones simples, pero efectivas y entrenables, por la banda derecha.
Decía Caparrós en su acto de contrición que el equipo «debe darle más importancia al balón», empezando por él a la vista de los primeros cuarenta y cinco minutos. No dijo, y es de esperar que mañana en El Sadar sí lo exprese con claridad, que para conseguirlo deberá prescindir de los jugadores peleados con él en la actualidad, como Isaac, Ejuke, Saúl y alguno más, sino contar con los que demuestren quererlo. Y para eso hace falta ser valiente y experimentar, al modo de Mikel Arteta en el Arsenal, quien puso a Merino de ariete para convertirlo en goleador y asistente. Mejor alguien que controle bien el balón y lo sepa pasar, que el especialista que resta cada vez que lo recibe.
El Sevilla está a seis puntos del descenso y a seis de Europa. Equidistancia tan preocupante como esperanzadora. Pónganle una vela a San Fermín.
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