El futuro, en manos de la IA

¿Qué les parecería a los socios informáticos del Sevilla Fútbol Club introducir en el sistema a un equipo que juega malísimamente casi todos los partidos y parte, bendito sean, de Utrera y Coria del Río? Y añadir sólo lo restante: medio tiempo contra el Villarreal, una hora ante el Atlético, todo el minutero en Valladolid o la segunda parte frente a la Real hace unos días, por ejemplo. Y, como objetivo primario, tras dos tercios de competición, tenerlo a un punto de Europa. Le metes un algoritmo con menos mala leche que Del Cerro Grande, un par de fichajes resultones y tienes equipo de Champions.

A ver si no. Otro Saúl menos decepcionante en su juego y que sume las mismas asistencias, seis, el récord de su existencia. Un equipo entre los cuatro con menos porterías a cero que no se eche a temblar en faltas laterales y córners y defensa que no necesite un guardameta que le salve la vida cada cinco minutos. Un grupo en la élite de los más goleadores, y puntuadores, fuera de casa y, al mismo tiempo, aportando lo normal en la suya. Un ariete que en veintisiete partidos acierte a poner en las redes contrarias un pez espada, a ser posible hasta donde pone Toledo, con más peso que el de Palop en uno. Y mandándolos, a ser posible, un entrenador al que le configuren la plantilla en consonancia con su ideario futbolístico y le sirvan todas las piezas del puzzle en la caja.

Por probar que no quede, porque si lo que hay da para mucho, de acertar con el algoritmo el mañana se presenta de lo más prometedor