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Matías Jesús Almeyda (segunda parte)

El entrenador del Sevilla ha pinchado el globo de su llegada y sufre los mismos males deportivos que sus antecesores

Alberto Fernández

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Hará poco menos de un mes que desde esta columna me deshacía en elogios hacia la figura del entrenador del Sevilla. Los merecía, por supuesto. Daba la sensación de que había encontrado un modo de jugar competitivo y que daba resultados dentro de una ... plantilla repleta de jugadores de nivel limitado, incluso sospechosos habituales en negligencias deportivas. Parecía un milagro. Y ya se sabe que este tipo de actuaciones milagrosas no duran en el tiempo porque dependen demasiado de factores externos. Porque Matías Jesús Almeyda, el buen técnico argentino que dirige al Sevilla, ha cometido el error de querer llegar a puerto antes de que su embarcación estuviese bien equipada, sin terminar de tapar fugas pasadas y corriendo más de lo debido. Como si pretendiese enterrar dos años de malos presagios y peores resultados en mes y medio. Y cuando el problema que subyace es tan profundo, no se sale a flote taponando las fisuras con tiritas. Los remedios deben ser más profundos y pensados. En más de un encuentro ha permitido que los suyos se vayan a lo loco al ataque sin tener cerrado el encuentro, despreciando empates que ahora echa de menos. Igualmente, ha decidido que sus jugadores estaban preparados para dar un paso adelante y sin jugar con la red de los tres centrales. Error. Qué daño hizo la goleada al Barcelona.

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