El temido declive del Sevilla de García Pimienta
El equipo ha ofrecido un rendimiento bajísimo en 2025, tanto en puntos, como en el apartado físico, llegando siempre agotado al final de los partidos
Rubén Vargas se perderá lo que resta de temporada
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónLos entrenadores y todo su cuerpo técnico, cada vez más extensos en los clubes de élite, preparan las temporadas para que los equipos lleguen con energía al tramo final de la misma, donde siempre se deciden los objetivos finales. Hay que llegar, como es lógico, ... bien colocado para dar ese apretón final. Esa última carrera para que el ejercicio, dentro de las posibilidades y las metas de cada uno, termine lo más redondo posible. El Sevilla, pese a los dos últimos años donde se ha peleado en la zona baja, se presentó en el mes de abril en ese pico alto, rematando objetivos más o menos importantes. Mendilibar terminó por todo lo alto, con Quique salvando al Sevilla de forma holgada. Ahora García Pimienta se encuentra en las antípodas de esta sensación positiva. Se le ha caído el equipo sin tener cerrado el objetivo y el peligro que corre es conocido por todos.
El 2025 o, lo que es casi lo mismo, la segunda vuelta del Sevilla, que comenzaba después del empate a inicios de enero en Nervión ante un por entonces desahuciado Valencia, arroja unos números de 14 puntos en 12 partidos, siguiendo un poco la media de la primera parte del curso, con 22 en 18 jornadas. El problema se ha detectado en las últimas tres derrotas, la peor racha de toda la Liga para los sevillistas, donde encima se ha ofrecido la imagen de equipo vencido y superado, incapaz de imponerse a las adversidades que el propio calendario ha ido colocando por el camino.
García Pimienta vivió una situación parecida, llegando a ser casi dramática, cuando la UD Las Palmas fue cayendo el pasado curso hasta jugarse en los últimos partidos su permanencia en Primera. La alcanzó con un empate en Cádiz, aunque de ser el conjunto revelación y que podía pelear por Europa, sumando 35 puntos a inicios del mes de febrero, para terminar finalmente con 40 sumando las últimas 14 jornadas, encadenando hasta ocho derrotas de forma consecutiva. Una caída a los infiernos que se vio frenada por el hecho de que otros clubes habían dimitido por la salvación mucho antes, con el propio Cádiz realizando un último intento que de poco sirvió. Una experiencia que no parece haber modificado en el entrenador del Sevilla su forma de trabajar y encarar la globalidad de un campeonato.
Estado físico del Sevilla
Resulta bastante paradójico, que una plantilla con sólo una competición durante la mitad de la temporada -el 2025 arrancó con el bochorno de la Copa en Almería- haya sufrido una cantidad de lesiones musculares tan importante. Como si los jugadores firmados no aguantasen el ritmo de la competición. Es cierto que cuanto mejores sean los futbolistas, su condición física también será de superior nivel y podrán soportar los vaivenes del torneo. Esa presión que sienten los futbolistas cuando les toca competir, sobre todo delante de un público del Sánchez-Pizjuán que no perdona los errores, menos en la actual situación.
Y si problemático es el tema de los jugadores que caen lesionados con pocos partidos en sus piernas (los dos fichajes de enero, como última prueba), derivado de ello es también la baja preparación física con la que están afrontando los partidos. El Sevilla llega con la lengua fuera al tramo final de los encuentros. Centrada la mirada en los últimos tres, al tratarse de derrotas, se apreció claramente la falta de energía mostrada en los últimos minutos, donde los sevillistas han perdido un buen puñado de puntos. Contra el Athletic, el gol del conjunto vasco llegaría en el último cuarto de hora, cuando el cambio de marcha introducido por los hombres de Valverde evidenció que iban dos por encima de su adversario, pese al hecho de haber jugado competición europea tres días antes.
Las tres últimas derrotas
El derbi fue igualmente clarificador. Con la necesidad de buscar un gol toda la segunda mitad, el Sevilla no fue capaz de disparar a puerta ni cambiar el plan de partido, algo que también le cuesta al entrenador desde la pizarra. Una sensación de impotencia pocas veces vista para los aficionados del Sevilla, acostumbrada a conjuntos que apretaban hasta el final. Contra el Atlético se repitió esa fórmula. El Sevilla se midió a un equipo que venía deprimido y que estaba entregado a la causa de no ofrecer demasiada resistencia. Se metió en el encuentro por iniciativa sevillista, que encima le regaló campo en un segundo tiempo donde terminó sucumbiendo a su destino. Con los brazos bajados. Sin tensión competitiva ni respuesta.
En el club eran conscientes de que firmando a García Pimienta, lo experimentado en el pasado por el técnico catalán se podía reproducir en el propio Sevilla. No lo deseaban, pero existía ese riesgo. Y ha calcado algunos puntos. Sus delanteros no hacen goles; hay parte de la plantilla alejada del técnico; y la segunda vuelta es para asustarse. El temido declive de la segunda vuelta ha llegado.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete