Sevilla FC: Primer ataque de entrenador de Almeyda

La rotación masiva contra el Villarreal lastimó un proyecto al alza que terminó de saltar por los aires con una controvertida dirección de partido

Sevilla - Villarreal: Las negligencias de Almeyda condenan al Sevilla (1-2)

Matías Almeyda, en el Sevilla - Villarreal

Todo marchaba sobre ruedas, con sensaciones al alza en Nervión. Pero todo lo bueno edificado por Matías Almeyda se desmoronó anoche cual castillo de naipes… por sus propias decisiones y responsabilidad. El preparador argentino se disparó él solito en el pie propiciando un tropiezo ... absurdo en casa ante el Villarreal, que hizo lo justo para llevarse el partido sin gran denuedo ni nada del otro mundo. Simplemente, se dedicó a recoger y aprovechar las ventajas que le puso en bandeja el grupo de Almeyda. Porque el técnico del Sevilla tuvo ayer su primer ataque de entrenador coleccionando varios errores en los que no puede volver a insistir. Ni una vez más. Marró desde el principio con una rotación masiva que no venía a cuento (para qué cambiar si las cosas marchan bien) y se quedó sin ventanas de cambio en el minuto 70, con Nianzou en el campo… Ley de Murphy. Todo lo que puede salir mal, sale mal. El francés, propenso a lesionarse, se rompió solo y el Sevilla FC tuvo que completar el tramo final del choque con un jugador menos, encajando en ese lapso el gol de Solomon que significaba el 1-2 definitivo para los castellonenses.

El famoso ataque de entrenador aparece en mal momento. Dícese de la situación extravagante en la que un técnico, sin conseguir su propósito, intenta sorprender al rival con tácticas inesperadas, alineaciones inusuales o movimientos estratégicos poco predecibles para obtener una ventaja. Y sale todo al revés, claro. Se esperaban rotaciones frente al Villarreal. El equipo venía de un gran desgaste en Mendizorroza y esta misma semana también tocará dar la cara en Vallecas. Con tres duelos en diez días, las permutas estaban cantadas. Lo que no esperaba casi nadie fue la mutación drástica de la alineación que Matías Almeyda llevó a cabo frente al submarino amarillo.

Hasta ocho cambios con respecto al equipo inicial que ganó en Vitoria realizó el argentino, apostando por hombres que habían tenido menos participación hasta la fecha o cuyo protagonismo se había difuminado con el paso de las jornadas, caso de los Januzaj, Ejuke, Gudelj, Castrín, Kike Salas o hasta un Akor Adams desdibujadísimo en ataque. El punta nigeriano no conectó ni un remate a derechas. Y no fue precisamente por falta de balones colgados al área por sus compañeros.

Almeyda le dio un voto de confianza tremendo a su unidad B en este partido, pero los resultados no fueron los esperados por el técnico azuleño, pese a que el equipo no paró de correr y lo intentó de todas las maneras. Exceso de frenada ante uno de los punteros de LaLiga como lo es el Villarreal de Marcelino, que amasa un plantel repleto de recursos, sin importarle demasiado las bajas con las que se presentaba en Nervión, y con un tope salarial estratosférico que multiplica por ocho al del Sevilla FC. Frente a eso, a Almeyda no se le ocurrió otra cosa que mantener en el once de salida a solo tres futbolistas de los que triunfaron en el campo del Alavés: al portero Vlachodimos (el mejor de largo contra el Villarreal con varias paradas soberbias) y a los zagueros Azpilicueta y Suazo. Una rotación excesiva que terminó por desnaturalizar su propia creación. La identidad y fuerza competitiva del Sevilla de las últimas semanas pegó un bajonazo y el equipo lo pagó caro. Una cosa es exprimir tus herramientas, y otra, querer hacer milagros ante un rival de Champions.

Y lo peor no fue el planteamiento ni la elección de las piezas, sino la propia dirección de partido de Almeyda, con una decisión concreta que resultó letal para los suyos. Nianzou, que había saltado al césped en el minuto 54, se lesionó solo. Se echó al suelo sin que mediara entrada de algún contrario y dejó a su equipo en inferioridad numérica durante el último cuarto de hora y todo el descuento. Drama. Almeyda había agotado todos los cambios demasiado pronto, con un futbolista en el campo propenso a romperse muscularmente y cuando el partido estaba totalmente abierto. Con uno menos, el entrenador condenó a su equipo. Entre Mikautadze y Solomon sentenciaron al Sevilla.

Tres partidos ha durado este curso la esperanza con el central francés. Almeyda no fue fiel a sus propias palabras. Dijo sobre Nianzou en la previa que «es verdad que lo protegemos bastante de su parte física. Tal es así que en los dos partidos anteriores lo he ido cambiando, que no es lo que más me guste, pero sí pensando en el futuro y en que podamos contar con él o que esté a disposición todos los partidos, va en ese proceso». Sabiendo del riesgo con las lesiones del ex del Bayern, Almeyda se la jugó con él y sin ventanas cuando el partido contra el Villarreal estaba totalmente abierto. Horror.

Mientras, el periplo del desafortunado Nianzou sigue su calvario en Nervión. El coste anual del jugador hipoteca y condiciona cualquier planificación de guerra como la sevillista: 13 millones de euros entre ficha y amortización por un jugador que nunca ha podido dar rendimiento deportivo ni estar a la altura de la gran inversión realizada por el club. Desestimó, por cierto, bajarse el sueldo este verano como sí hicieron otros compañeros. Desde 2022, Nianzou ha enlazado ocho lesiones, todas ellas musculares, perdiéndose más de sesenta partidos.

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