El Sevilla FC se aprieta el cinturón y firma el mercado más austero del siglo XXI
El club hispalense ha incorporado siete jugadores a coste cero y ha hecho caja vendiendo a Badé y Lukebakio, sus dos estrellas
En cinco temporadas, los sevillistas pasaron de invertir 188 millones y tener una de las plantillas más caras de LaLiga a no poder reinvertir nada
Cordón se estrena con siete fichajes sin inversión alguna
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Iniciar sesiónTodo lo que sube, baja. El Sevilla FC es el ejemplo vivo de este dicho. Y es que hace tan sólo cinco años que en Nervión el dinero era algo que se daba por sentado. Tanto los ingresos como la inversión en jugadores alcanzaban ... cifras que, actualmente, son mareantes.
Sólo hay que remontarse al año en el que regresó Monchi al Sevilla tras su periplo en Roma. El de San Fernando llegó con el claro objetivo de colocar al equipo entre los cuatro mejores de la liga española junto a Julen Lopetegui, y lo consiguió, en parte, a golpe de talonario. Y es que en la temporada 2019-20 el Sevilla se gastó más de 188 millones para fichar, entre otros, a Jules Koundé por 35 millones de euros, a Diego Carlos y Lucas Ocampos por 15, y a Luuk de Jong por 14,5.
Un desembolso récord para el Sevilla, que fue escalando posiciones en la tabla del dichoso límite salarial. De hecho, llegó estar en el podio de los equipos con las plantillas más costosas. No obstante, ese mismo año, el Sevilla vendió por 131 millones de euros, siendo el traspaso de Wissam Ben Yedder al Mónaco la venta más alta de los nervionenses. Y es que la operación se cerró en 40 millones. Esto, sumados a los 21 que abonó el Atalanta por Muriel y los 18 del PSG por Sarabia, dejó al Sevilla con las arcas bien lustrosas.
Unas arcas que se han ido vaciando a pasos agigantados. La irregular gestión, los malos resultados deportivos, el Covid y las planificaciones erradas han sumido al club a una situación de extrema austeridad que ha alcanzado su cima este verano.
Un límite salarial asfixiante
Sólo cinco años después, el Sevilla FC ha ido recortando su inversión en jugadores a pasos agigantados hasta llegar a su récord más bajo del siglo XXI. Y es que el año del ascenso a Primera división (la temporada 2001-02), la entidad nervionense invirtió casi dos millones de euros, un esfuerzo que hizo teniendo en cuenta que ese verano no ingresó ni un euro por traspasos.
Unos tiempos en los que el Sevilla tenía que resistir con lo que tenía y sostenerse en el grupo. Una temporada en la que llegaron Torrado, Toedtli o Javi Navarro para intentar hacer al Sevilla fuerte en Primera división y mantener la permanencia. Un mensaje que se ha recuperado de nuevo, pero, en esta ocasión, con Azpilicueta, Suazo, Alexis Sánchez o Cardoso.
Este año, Antonio Cordón tenía claro que su objetivo en Nervión era la de sanear las cuentas, sí o sí. El límite salarial del club hispalense tiene le tiene atado de pies y manos, sólo pudieron reinvertir una parte de los ingresos. De hecho, aunque el Sevilla haya hecho una caja más lustrosa que estos últimos dos veranos, el beneficio tangible para el club es mínimo.
La venta de Badé, Lukebakio e Idumbo han inyectado 55 millones de euros fijos, de los variables ya se hablarán si caerán o no. No obstante, Cordón se queda prácticamente con unos diez millones de euros para funcionar de aquí al próximo verano. Lo que viene siendo una pringá. Un dinero que, preferiblemente, Cordón pretende guardar y no gastar por gastar. Si consiguen liberar la ficha de Álvaro Fernández, quizá busque algún agente libre interesante, pero no es una prioridad.
El elefante, la alegría y el resto de florituras a los que el extremeño a apelado son simples discursos 'motivacionales', consciente de que la situación es crítica. De ahí que agradeciera públicamente el fichaje anticipado de Alfon a coste cero.
Y es que en los planes del director de fútbol del Sevilla estaba no gastar nada este verano y nutrirse de cedidos y traspasos a coste cero. Una estrategia de contención, que denota que, actualmente, la única hoja de ruta sevillista es la supervivencia. Una maniobra que contradice los discursos trillados que, tanto presidente como Víctor Orta, repitieron durante estos dos últimos años.
La apuesta del talento joven se ha reducido a la cantera del propio club. Si bien se ha abonado cuatro millones de euros para hacerse con el 90 por ciento de los derechos de Lucien Agoumé, esta operación no cuenta dentro de la recién cerrada ventana. El resto de incorporaciones, veteranía y, básicamente, tirar de lo que había que pudiera encajar dentro de la necesidad extrema del cuadro andaluz.
Las verdaderas esperanzas están puestas en Matías Almeyda. Un gestor de recursos que debe exprimir lo que tiene por delante. Sin trampa ni cartón, el argentino llegó en julio sin esperar ningún nombre. No obstante, el Sevilla tiene que mirar más allá, puesto que, tras vender lo mejor que tenía, corre el riesgo de volver a encontrarse en la tesitura de no contar con activos atractivos en el mercado.
Ya les pasó tras la venta de Diego Carlos y Koundé, los cuáles generaron sólo entre ellos dos unos ingresos de 81 millones de euros. Desde entonces, el Sevilla no había conseguido cerrar un verano de bonanza, al contar con una plantilla demasiado veterana como para atraer inversores. Y es que en el equilibrio está la virtud.
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