Sevilla - Valencia: Baila sin el Papu (3-0)

Lopetegui puso en liza un equipo híbrido, manteniendo la mayor parte de su bloque titular, salpicado con cuatro cambios respecto al último choque liguero frente al Cádiz. En la línea medular, metió a Gudelj con Jordán para acompañar a Rakitic, mientras que las otras dos permutas se produjeron en el frente ofensivo. El técnico le dio descanso a su goleador En-Nesyri y al incombustible Ocampos para conceder chance a Munir y De Jong. El holandés le mandó un mensaje a los que ya pregonaban su ocaso deportivo... goles a pares. Enfrente, Javi Gracia realizó hasta nueve cambios en su formación tipo. Pagó cara su revolución y rubricó otro capítulo decepcionante en el hundimiento che.

Sólo de inicio, la imprevisible versión del Valencia ofreció una puesta en escena voluntariosa, presionante, con Racic auxiliando a los delanteros para tratar de impedir la salida de pelota sevillista. Fuegos de artificio. En ningún momento se dejó intimidar o cayó en la precipitación el equipo de Julen Lopetegui, que sólo tuvo que dejar pasar los minutos para imponer su mayor calidad, colonizando la posesión y las mejores llegadas .

Suso , por enésima vez en lo que va de campaña, se erigió en el estandarte, percutiendo siempre, dibujando diagonales hacia adentro que hacían tambalearse a la zaga naranja. Un primer remate de Munir y una jugada de ciencia ficción del mediapunta gaditano, sentando a dos rivales con caño incluido, dejaron pronto al descubierto las grandes diferencias entre unos y otros.

Racic, Koba, Jason y compañía se vieron absorbidos por la categórica supremacía del centro del campo del Sevilla , que no echó de menos a su baluarte Fernando y, de paso, regaló dosificación al brasileño. Excesivamente cómodos Jordán y Rakitic. Sobrado en la resta Gudelj. Cumplido el cuarto de hora, Suso, quién si no, firmó la primera ocasión clara con un zurdazo a la media vuelta desde la frontal que se marchó fuera por muy poco. Para entonces, el Sevilla ya había instaurado su inapelable preeminencia táctica y física en el partido.

El gol era cuestión inmediata y el primero llegó en el minuto 20, a balón parado. Acuña botó el córner dándole una parábola perfecta y De Jong remató de cabeza , superando con potencia la marca de Racic, para poner el 1-0 en el marcador. Qué poquito tardó el holandés en recordarle a todos los escépticos que él sigue estando ahí... le tocó en la plácida tarde copera sustituir al pichichi En-Nesyri y lo hizo a base de goles.

De Jong pudo ampliar su renta y la de su equipo al instante, a pase de Koundé, en una gran acción combinativa del Sevilla que se quedó sin premio. El Valencia vivía desbordado. Contemplando cómo el ex del PSV quería el segundo... hasta que lo consiguió. De Jong aprovechó esta vez una soberbia triangulación con Munir y Suso y resolvió de forma impecable tras asistencia del gaditano. 2-0.

El holandés errante sonreía casi como en la final de Colonia. El Sevilla aplastaba. Era el momento de las reivindicaciones, así que apareció también Ivan Rakitic para la suya. Anotó el 3-0 antes del descanso. Lo hizo con una vaselina preciosa. De muchos quilates. Tenía a Paulista a un metro, pero ello no cohibió al croata para inventarse un toque maestro que superó al defensa y al portero valencianista por arriba. Vaya golazo. Al intermedio, el Sevilla sellaba billete y medio para los cuartos de final.

La segunda parte , como era de esperar, bajó en dos o tres niveles de intensidad. Pero no por levantar el pie del acelerador, el Sevilla se conformó con el resultado. Todo lo contrario. Jordán, en un cabezazo franco, y Rakitic después , acariciaron el 4-0 para un Sevilla que siguió mandando de cabo a rabo, también en la reanudación. Sin cortapisas.

Lopetegui aprovechó para repartir minutos y fue agotando cambios para meter en la rueda a los Idrissi, Aleix o Rekik . Una buena acción entre los dos primeros casi acaba en gol del extremo marroquí. Lo impidió Rivero, con una acertada intervención, evitando mayor sonrojo para el Valencia. Lo peor del cómodo triunfo sevillista fue sin duda la lesión de Navas . El capitán, en una arrancada con Lato, se rompió y tuvo que abandonar el choque visiblemente tocado. Queda por ver el alcance de la lesión muscular del palaciego en un momento determinante de la temporada. Son facturas casi innegociables para los exigentes. No hay que buscar culpables. Sólo celebrar, saborear que este Sevilla, que también baila sin el Papu , está muy vivo en todo y con más hambre y argumentos que nunca.