Todos, responsables de la caída

La posibilidad de una intervención judicial en el Sevilla puede consumarse en las próximas horas. El enfado monumental por el sonrojo sufrido ante el Atlético dirigió la mayoría de las miradas hacia el entrenador, Jorge Sampaoli, en la cuerda floja. ¿Es el único o el mayor responsable? Evidentemente, no. Las cargas del derrumbe están bien repartidas en Nervión. Nadie escapa a su cuota de responsabilidad.

José Castro cumplió el pasado mes de diciembre nueve años como presidente del Sevilla FC. Bajo su mandato, el club ha seguido saboreando la gloria, logrado cuatro títulos, todos ellos de la UEFA Europa League, en 2014, 2015 y 2016, con Unai Emery en el banquillo, y en 2020, con Julen Lopetegui. Pero la crisis actual le ha sobrepasado. El equipo, desde hace tiempo, viene ofreciendo síntomas de despeñarse y ni el utrerano ni su consejo han sabido encontrar las soluciones deportivas oportunas hasta derivar en un escenario crítico. Ello viene lastrado también por el menoscabo económico progresivo. En los dos últimos años, el club ha arrojado un deterioro financiero de 65 años millones de euros, pérdidas que han terminado por afectar visiblemente al rendimiento sobre el césped. La última junta de accionistas, además, deparó el peor varapalo que puede recibir un consejo de administración: ni las cuentas fueron aprobadas, ni la gestión del órgano de gobierno. El presidente, José Castro, y el vicepresidente José María del Nido Carrasco acaparan el mayor grado de responsabilidad junto a su comité ejecutivo, al ser los que tienen que avalar en última instancia cualquier decisión que se tome en el club. Para lo bueno, que ha sido mucho, y para lo terriblemente malo que se sufre ahora.

Es el ejecutor de un modelo que ha regado de éxitos y de millones las vitrinas y arcas del Sevilla FC durante dos décadas. En su periplo como director deportivo nervionense consiguió lo inimaginable para el club: diez títulos, siete de ellos continentales. Su figura rebasa la de un profesional al uso. Monchi es leyenda para la historia de la institución. Sin embargo, el trabajo del gaditano ha dejado mucho que desear en los últimos mercados, contribuyendo con sus errores graves al desplome del equipo. Nunca se va a rendir, aunque también da la impresión de estar superado por la situación y en ocasiones, desaparecido. La planificación del pasado verano generó un daño que puede resultar irreparable, con lastres como Isco, Dolberg o Januzaj que sólo aguantaron unos meses en el club. Por Marcao y Nianzou se pagaron cerca de 30 millones de euros. El primero no sale de sus lesiones y el segundo sigue muy verde y generando dudas. Monchi mejoró su inspiración en el mercado de enero, pero a la vista está que el trabajo se quedó a medias, entre otras cosas porque no dispuso de recursos económicos. Cero euros en traspasos, todo cesiones (Badé, Gueye y Bryan Gil) y la vuelta de Ocampos tras otra operación tormentosa del verano.

Su llegada evidenció las diferencias entre el consejo, que apostó por él, y un Monchi que habría preferido mantener algún tiempo más a Lopetegui. Sampaoli tuvo sus detractores desde el minuto uno, pero también el respaldo de aquellos que piensan que ha mejorado algo el decadente panorama que heredó del anterior técnico, amortizado y superado como todos. Los números, más allá de las sensaciones y otros detalles nimios, hablan de una realidad palmaria: Lopetegui salió en la jornada 7ª, en la que cayó ante el Atlético de Madrid en Nervión por 0-2, dejando al equipo a un punto del descenso; en la jornada 24ª, tras perder escandalosamente ante el mismo rival en el Metropolitano (6-1), el Sevilla FC de Sampaoli tiene los mismos puntos que el Almería, tercero por la cola y el que marca el descenso.

Pese a las insalvables fallas que ha tenido la planificación, resulta inconcebible que la cuarta plantilla de LaLiga en presupuesto esté ofreciendo unas prestaciones tan deficientes. Los futbolistas no han dado la talla con dos entrenadores diferentes. Inversiones reseñables como la de Nianzou no responden hasta ahora a las expectativas, a lo que hay que añadir que jugadores que deberían ser referencia no han exhibido la regularidad exigible para sostener al equipo, caso de los Rakitic, Navas, Suso o Lamela. Prácticamente, salvando las últimas semanas de En-Nesyri y Óliver Torres, ningún futbolista ha alcanzado su nivel óptimo. La proliferación de lesiones también ha hecho mucho daño, cortando la participación en diferentes fases de la temporada de hombres importantes como Fernando, Marcao, Tecatito y Badé.