Manchester City - Sevilla

El Sevilla lo pierde casi todo sin jugarse nada (3-1)

Los groseros errores de la segunda mitad relativizan la solvente versión inicial de los sevillistas en una noche que era para las estrellas... y acabó estrellado

Sampaoli, pendiente de la evolución de un Marcao al que pudo reservar y que terminó marchándose lesionado, obligando a retocar varias veces su esquema

Lewis marca el primer gol del Manchester City ante Bono EP

No por esperada, pudo encajarse mejor la amarga derrota del Sevilla que apuntala la Liga de Campeones más dolorosa que se recuerda en los últimos años por el sevillano barrio de Nervión. El Manchester City ejerció su papel dominador en un segundo acto arrollador remontando ... el gol nervionense de Rafa Mir que dio esperanzas a los de Sampaoli de poder llegar con otra cara al derbi sevillano. Todas ellas se disiparon en Inglaterra cuando Lewis, Julián Álvarez y Mahrez mandaron al cuadro sevillista a una Europa League de la que ya se sentía parte, pero para competir hace falta más, y sobre todo prolongarlo más en un tiempo que ya no le queda al Sevilla. Marcao es la principal duda para el gran partido del domingo por una lesión y la arena de este pobre reloj sin lumbre avanza sin remedio ante la necesidad de sentirse ganador cuanto antes.

Sampaoli no se guardaba ninguna carta de cara al partido ante el Betis. Rekik volvía para medirse al equipo que le hizo profesional y Rafa Mir parecía asumir la punta de ataque. Pero ni la UEFA sabe interpretar la sampaoliana pizarra sevillista, ávida de competición para señalar la primera ley escrita por el escritor de Casilda: si el Sevilla no se rinde, al Sevilla de Sampaoli no le tiembla el orgullo ni midiendo sus ambiciones contra un mastodonte internacional. Quizá fuera eso lo que le hace dudar a Días en el primer acercamiento de Rafa Mir, que se no se quitaba el traje de devil , sin red , que tanto pide el sevillismo para espantar los fantasmas del ataque en una noche de Halloween que busca su final lo antes posible. Los desmarques del murciano fueron los más preclaros signos de que al equipo de Guardiola sólo se le gana con una gripe a causa de la fatiga, ya que de balón nunca ha demostrado sentirse harto.

Entiende Sampaoli que para jugarle de tú al que un día también bebió de Bielsa quizá sea mejor renunciar un buen rato a la posesión, ser inteligente a la hora de montar lo que modernamente se conoce como un bloque bajo, y no permitirse ni un segundo de desatención en las transiciones, acumulando siempre más hombres por dentro para destruir lo que los citizens dispuestos a construir. Marcao era el líder por antonomasia en un 5-4-1 que en la realidad de la posesión se convertía en 4-5-1 con Acuña percutiendo por la izquierda. Grealish, mientras tanto, evaluaba la altura de miras de José Ángel, y G uardiola, desde la banda, pedía más frescura en la circulación local. Algo no funcionaba en el Etihad Stadium ante un Sevilla que mostraba su cara menos postulada a la erosión, que es decir mucho, por más que a Palmer se le fuera alto su disparo y Días se aprovechara de la indiferencia del israelí Grinfeeld cuando le soltó un codazo sancionable a Marcao en un nuevo remate. También probó suerte por los aires Rafa Mir, que tiene la pausa suficiente como para despegarse de un despistado Sergio Gómez y casi sorprender a Ortega.

Rafa Mir celebra su gol en el Etihad Stadium EFE

Marcar y Marcao

La mejor noticia para los sevillistas era que Gundogan no aparecía en el tablero de las ocasiones muy pasada la primera mitad, cuando se asocian con Foden y es Marcao quien saca la capa de superhéroe y la pierna de oportunista para evitar la más clara. Y con algunas dudas nacidas del devenir del encuentro llegaba la diana nervionense, cuando Mir repetía el movimiento anterior en el palo contrario y ahora sí pillaba medio vestida a toda la defensa celeste, que yerra gravemente en su propia zona. Isco sirve el caramelo y el Sevilla ya tiene quien los triture. Una buena nueva que llegaba de la mano de una mucho más indigesta: Marcao se lesionaba al borde del primer acto a nivel muscular y con la frontera del derbi a 72 horas de distancia. Pero lo peor todavía estaba aún por llegar cuando el Sevilla abría la puerta al negro cuarto de los errores : Telles entraba y también se dolía de una acción que a la postre acabaría con el empate en Manchester, porque Palmer y Lewis se dieron cuenta de la dolencia del brasileño y Sampaoli no actuó a tiempo para cambiarlo por Kike Salas y salvar algo que parecía dispuesto a pasar pasara lo que pasara. Acabó cojeando el lateral, como Rakitic cuando abandonó el terreno de juego.

El partido se marchaba a un ritmo por encima de las posibilidades sevillistas, que comenzaron a acusar las pérdidas de balón en zonas vulnerables y una inexcusable falta de aliento para aguantar la pelota lejos de la meta de Bono. El marroquí detiene un cabezazo brillante de Días que bien pudo significar la remontada, porque el Sevilla, en minutos, estaba cayendo en la trampa de la que había logrado huir los primeros 45 iniciales. El contragolpe podía ser aire para el quebrado pero nunca roto pulmón sevillista. La zurda de Lamela apelaba el movimiento de Mir, pero el cansancio era una capa demasiado fina que cubría el lamento del finalizador cuando su chut acabó en la red lateral. Aparecía entonces la clase de Kevin de Bruyne, que tras una recuperación exitosa, asistía a Julián Álvarez, más paciente que Bono y mucho más lúcido que José Ángel en la salida para poner el 2-1 a favor del City. El visueño se equivocaba para aumentar la sangría ante Bono y dejar el 3-1 definitivo, obra de un osado Mahrez. Delaney tenía la última oportunidad con un Ortega ya batido en el tiempo añadido. Son cinco puntos finales de dieciocho posibles en una primera fase de la que debe aprender y mucho el Sevilla. Porque para instalar un campamento base en las áreas más peliagudas del fútbol mundial primero hay que tener un ejército completo y creíble, de arriba a abajo, en el que poder confiar para poder ir a la guerra. Sólo así podrá trabajar su primer comandante.

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