Sevilla-Girona (2-0): Nadie lo baja del podio
Los tantos llegaron en la segunda parte, por obra de Banega, de penalti, y de Pablo Sarabia
Los jugadores del Sevilla FC, antes del partido ante el Girona (J. M. Serrano)
Novena victoria del Sevilla en dieciséis jornadas de LaLiga ... se dice pronto. Lo que está consiguiendo Machín con este equipo sería conveniente tenerlo muy en cuenta. Allá el que no quiera creer. El campeonato se acerca a su ecuador ... y las casualidades no existen. Nada frena a los de Nervión. No lo han hecho las lesiones ni ahora tampoco el complicado clima institucional y social que se respira por la hipotética venta. Este domingo, contra su exequipo, Machín y los suyos volvieron a firmar un encuentro de manual, muy serio, eléctrico en la segunda mitad, y que desembocó en otro triunfo más que merecido. Al Girona, que mostró muy buenas maneras, no le quedó otra que claudicar. Los tantos llegaron en el segundo acto, por obra de Banega, de penalti, y de Pablo Sarabia, tras extraordinaria jugada colectiva. Son ya 31 puntos... el Sevilla se asienta con los grandes en el podio de LaLiga, de donde nadie lo baja.
Machín puso en liza su mejor once posible. Una formación a la que regresaban Kjaer y Jesús Navas, además del madrileño Sarabia, que ocupó el lugar en el centro del campo del sancionado Mudo Vázquez. Comenzó el Sevilla contemplativo, más de lo acostumbrado, ante un Girona valiente que inquietaba arriba con la movilidad de Portu y los peligrosos desmarques de Stuani. Los sistemas de ambos equipos, calcados. De pies a cabeza. Tres centrales por bando, mucha acumulación de hombres en la zona ancha y dos puntas. Machín se topaba con el reto de desarticular su propia obra: un Girona que, pese a los matices que le ha dado Eusebio, lleva a gala claramente el sello del soriano.
La primera llegada con peligro del Sevilla la firmaron en una buena combinación de ataque André Silva, Ben Yedder y Roque Mesa. El canario dejó el balón para la entrada en carrera de Escudero, pero el lateral no supo resolver dentro del área. Muy buena primera mitad de Roque, eléctrico como interior. Acto seguido, fue Ben Yedder el que probó suerte con un disparo lejano que se marchó fuera lamiendo el poste izquierdo de Iraizoz. La pegó con intención el franco-tunecino, activo desde el principio.
El Sevilla parecía estirarse algo. Su afición lo llevaba en volandas. Las protestas contra el consejo se llevaron a cabo antes del choque y fuera del estadio. Todos a una con los de Machín en un choque que, desde el principio, se vio que no era fácil. El Girona no concedía, no dejaba espacios a los nervionenses. Orden espartano de los catalanes y juego incisivo en su parcela ofensiva. Banega sufría en la construcción y protagonizó alguna pérdida peligrosa. Pero el argentino, que nunca baja los brazos, se fue rehaciendo e incluso colaboró en ataque buscando el gol con algún disparo desde la frontal.
Un gol que pudo llegar antes de la media hora para el Sevilla en una acción muy clara. Tras un rechace dentro del área, el balón le cayó franco a André Silva en el punto de penalti, con la mala fortuna de que su chut, blando y centrado, fue a parar a las manos del siempre atento Iraizoz. No menos manifiesta fue la siguiente ocasión sevillista. Esta vez, el portugués habilitó a Sarabia con un gran servicio, pero el ex del Getafe, solo ante Iraizoz, también erró en la resolución. Paradón del meta navarro. Apretaba el Sevilla. Pero el Girona logró aguantar el tirón hasta el intermedio. Es más, Stuani pudo marcar si no llega a estrellar su remate contra Vaclik. Estaba a un metro del portero. Iraizoz no le fue a la zaga, porque en la última jugada, evitó también el gol de Roque Mesa con otra gran intervención. Sin goles en Nervión en los primeros 45 minutos.
El Girona había incomodado de forma clara el juego local. En la reanudación, el Sevilla intentó pisar el acelerador en busca del gol. Ben Yedder, que se vació como siempre, y Escudero protagonizaron los primeros acercamientos con peligro en la segunda parte. Pero fue André Silva el que elaboró la jugada definitiva. El portugués se coló en el área, recortó a Juanpe y al canario lo le quedó más remedio que hacerle penalti... ¡Alegría en el Sánchez-Pizjuán! Cuadra Fernández señaló el punto fatídico. No dudó un segundo el árbitro. Banega agarró el esférico, golpeó y engañó a Iraizoz. ¡Gol! Costó un mundo, pero el Sevilla logró abrir la lata merecidamente. La grada lo celebró por todo lo alto.
El tanto liberó de tensión a los de Machín, que a partir de ese momento comenzaron a combinar con más acierto y vistosidad en ataque. Así, en una preciosa jugada de los sevillistas al primer toque, Ben Yedder terminó asistiendo desde la izquierda a Sarabia para que el madrileño batiera a Iraizoz con un disparo colocado y elevara el 2-0 al electrónico del Sánchez-Pizjuán. La fiesta ya era completa. La acción colectiva de los de Machín, excelsa. Arquetipo puro de lo que quiere el técnico. El Sevilla es un puñal milimétrico cada vez que busca la puerta contraria. De ahí al final, el cuadro nervionense buscó con ahínco el tercero. Nunca se conforma. Pero ya no se movería más el marcador. El Sevilla de Machín vuela...
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