Sevilla - Espanyol: La mezcla perfecta (2-0)
Los goles de En-Nesyri y Rafa Mir fueron suficientes; el Sevilla jugó media hora con uno menos tras la expulsión de Delaney
Acuña: «Tenemos una plantilla muy buena y pudimos llevarnos los tres puntos»
Lopetegui: «Con un hombre menos, el equipo ha hecho un trabajo magnífico y ha estado solidario»
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónHay nombres y apellidos que suenan bien, que son distinguidos por una razón u otra. Ramón Sánchez-Pizjuán . O Julen Lopetegui. O Youssef En-Nesyri. O Jesús Navas. o Rafa Mir. Tienen un algo, un no sé qué, un soniquete agradable al oído. ... No me pregunten la razón, que ni yo la encuentro. Pero me suenan bien. Porque sí. Ayer, al Sevilla Fútbol Club habría que ponerle también nombre y apellido, que bien podrían ser «calidad» y «esfuerzo». Con lo primero, la calidad, se ganan partidos, con lo segundo, el esfuerzo, se vencen obstáculos. Anoche, el Sevilla le ganó al Espanyol con la mezcla perfecta, con las gotas de destello de muchos de sus hombres, y con la identidad de un club que parece haber nacido para ambicionar.
Ver repetido el primer gol, el de En-Nesyri , debería ser materia obligada en cualquier curso de entrenador. Desde que Jordán abrió a la derecha desde el centro del campo para que Suso y Navas se pusieran los trajes de percutidores y hasta el remate final del marroquí, todo ello, apenas nos segundos, manifiestan la importancia que tiene la convicción y la precisión en este deporte. Apenas habían transcurridos 13 minutos y el Sevilla ya mandaba ante un Espanyol tremendamente dubitativo.
El partido se le puso perfecto a los de Nervión para regalarle a los aficionados otra jornada de tantos y buen juego. Pero, por una causa y otra, algunas veces, por el desatino de los hombres de ataque, y otras, por el acierto de Diego López, lo cierto es que el tiempo seguía transcurriendo sin que el Sevilla rematara su faena. Tampoco el rival, todo hay que decirlo, daba muestras de saber qué hacer para romper la línea de contención de los locales. Incluso, hubo momentos en los que parecía que daba por bueno el resultado, perder por la mínima, a tenor de los pocos riesgos que asumía para encontrar la verticalidad. Jordán, en el centro del campo con Delaney, asumió el protagonismo e incluso se unió al ataque en varias ocasiones, reflejando que se encontraba muy a gusto. También Ocampos, como un gladiador, estaba gustándose; igual que Acuña. ¡Vaya pelotero! Cada día que pasa parece que tiene más calidad. En su día, cuando fichó por el Sevilla, algunos entrenadores que tuvo resaltaron su juego asegurando que siempre cumple. ¿Qué siempre cumple? Es mucho más que eso. Hoy, no sé cuántos laterales zurdos puede haber como el argentino en el fútbol europeo.
Con todos los ingredientes para que en la segunda parte el Sevilla tratara de aprovechar alguna ocasión para dar ya por terminado el encuentro, y con Lamela y Fernando en el terreno de juego tras entrar por Suso y Rakitic, respectivamente, Lopetegui abogó porque sus jugadores siguieran haciendo presencia en el campo rival. Aún con el 1-0 y con las sorpresas que siempre genera el fútbol, el sevillismo miraba el encuentro desde las gradas del estadio con cierta calma. Pero apareció Delaney para hablarle (no sé en qué idioma) al colegiado y mostrarle ciertas quejas, para que a continuación el partido entrara en una fase de cierta inquietud. Roja por doble amonestación para el danés.
El Espanyol, ahora sí, adelantó sus líneas y creyó en el empate. Con 25 minutos por delante, 32 si se añaden los siete que González Fuertes le dio por añadir, los jugadores de Vicente Moreno empezaron a morder, sabedores de que el árbitro asturiano le acababa de dar una solución al desaguisado. El balón se lo quedó el Espanyol, y el ánimo, con la hinchada sevillista enloquecida, era cosa de los de Nervión. Hasta Lopetegui terminó agradeciendo el apoyo de la afición en los momentos de mayor preocupación. Apenas dos minutos después de la expulsión de Delaney, el técnico sevillista metería a Rafa Mir por un fundido En-Nesyri. El murciano entró como un caballo a defender una jugada de ataque de los catalanes. Trajo respeto. Y mucho valor para recorrer metros hacia adelante y poner a prueba a Diego López.
Con el Espanyol buscando el empate, y cuando sólo quedaban tres minutos para el final, Rafa Mir aprovecharía un muy buen pase al hueco para hacer el segundo tanto y sentenciar. El cuadro barcelonés tiró la toalla. Y sólo el malestar de su entrenador hizo algo de mella en los jugadores del Espanyol. El Sevilla siguió a lo suyo, de fiesta, y cerrando una semana perfecta tras ganar los dos partidos consecutivos en el Sánchez-Pizjuán y olvidar las malas vibraciones de San Sebastián durante la primera parte. La vuelta a casa no ha podido sentarle mejor a un Sevilla que dormirá hasta la próxima jornada en la segunda posición, y a sólo tres puntos del primero, el Madrid, eso sí, con un partido menos, el que tiene que jugar el cuadro de Lopetegui ante el Barcelona. Catorce puntos de 18 son los que ha sumado el Sevilla en un arranque más que interesante con la mezcla perfecta para superarse: calidad y esfuerzo.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete