LaLiga
Sevilla - Barcelona: Debacle en Nervión (0-3)
Sin solidez defensiva ni eficacia ante la portería rival, el Sevilla FC cae goleado ante un Barcelona que hurga en las heridas de los nervionenses, que ya suman tres derrotas en cuatro jornadas
Sevilla - Barcelona: resumen, resultado y goles (0-3)
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Iniciar sesiónUn punto de doce posibles. El Sevilla tirita en pleno verano y el Sánchez-Pizjuán se desespera. Hubo pitada justificada. Su Sevilla, que tantas carencias presenta, es ahora mismo un equipo vulnerable. Empieza bien los partidos, incluso muy bien, como ante el Barcelona, pero ante ... el primer golpe parece ya no tener respuesta. Aseguraba Monchi en la rueda de prensa del jueves que el equipo iría a más con el transcurrir de la temporada, y puede que así sea, pero ahora mismo hay una realidad indiscutible. Los puntos que volaron ya no vuelven. En cuatro jornadas suma tres derrotas. Quizá el Barça, es cierto, no sea vara de medir porque su potencial es esdrújulo, pero sí lo eran el Osasuna, el Valladolid y el Almería y tampoco fue capaz de ganar el conjunto nervionense, que mora en posiciones que no le corresponden por presupuesto y tiene con las carnes abiertas a su afición, preocupada por la situación de un equipo que ha perdido su principal valor, esa solidez defensiva que fue signo de distinción en anteriores temporadas y salvavidas que lo mantuvo en pie en los peores momentos, que también los hubo, de la pasada campaña.
Salió bien el Sevilla y fruto de esa intensidad en la presión nació su primera gran ocasión, con Isco destapando el tarro de las esencias al borde de la frontal del área, aguantando la pelota ante tres jugadores azulgranas y picando un balón de oro para citar a Rakitic ante Ter Stegen, que blocó el disparo del croata cual portero de balonmano antes de que Araújo, de apagafuegos, despejara el peligro. Al quite el uruguayo. Corría el minuto cuatro del partido y la puesta en escena del conjunto de Nervión, con Fernando de central acompañando a Nianzou y Gudelj de cierre en medio campo, daba pie a la esperanza.
Enérgico y dinámico, con las líneas arriba y arriesgando en la presión, el Sevilla se afanó en obturar los mecanismos del Barça siendo protagonista del partido. Quería el balón para él o, en su defecto, que la movilidad en la zona de tres cuartos, con Isco pululando y activando el periscopio, le permitiera correr a campo abierto, aprovechando que el Barcelona, por modelo de juego, tampoco echaba el cerrojo. No menos de tres situaciones claras, aunque todas chafadas por fueras de juego, originó el Sevilla en los primeros veinte minutos de juego, vibrantes, de alto voltaje. Acuña desperdició una contra, En-Nesyri disparó flojo en el minuto 14, Isco lanzó arriba ante Ter Stegen cuando se sabía ya en posición antirreglamentaria y, de nuevo En-Nesyri, fue citado con el meta germano tras otro pase al hueco, maravilloso de Isco, pero el marroquí tampoco acertó a embocar. La jugada no valía.
El Sevilla se quedaba en el ¡uy! y en las banderas levantadas de los linieres. En el lamento. En el recuento de situaciones generadas en ataque por el Sevilla hay que sumar además el tanto anulado a Lamela por un clarísimo fuera de juego y, por supuesto, la intervención clave de Ter Stegen ante Rakitic. Hasta ese momento, el despegue del Sevilla en el partido guardaba similitudes con el escenificado dos semanas atrás ante el Valladolid. Intensidad, dinamismo y verticalidad como virtudes. El talón de Aquiles también era el mismo. Su volumen ofensivo no se traducía en gol, pecado mortal ante equipos de la dimensión del Barcelona, reyes de la eficiencia. No necesitan hacer méritos. Ni avisar. Sencillamente llegan y pegan.
De una pérdida del Sevilla más allá de su medio campo nació una contra letal conducida por Dembelé que ejecutó Lewandowski elevando la pelota por encima de Bono. Salvó Fernando sobre la línea, pero sin la suficiente fuerza como para impedir que Raphinha remachara a la red. Del fuego al hielo en un pestañeo. El Barça canjeaba en gol su primera llegada y a partir de ahí se abrió el abismo bajo los pies del Sevilla. Se fundió a negro. El plan inicial, con Fernando en el eje de la zaga, ya no parecía tan bueno.
Al equipo le transitan con mucha facilidad y es ahí, en la falta de vigilancias, donde se destapan sus carencias. Es frágil, no tiene solidez. Su coraza, otrora de amianto, ahora es de hojaldre y ahí tienen los técnicos mucho trabajo porque ya no se puede fichar hasta la ventana de invierno. El equipo perdió el hilo y el bastón de mando se lo apropió el Barcelona, que lanzando a su tridente ofensivo pudo hacerle un auténtico roto en los 25 minutos restantes del primer periodo.
Ocasiones tuvo de sobra para zanjar el encuentro al intermedio, si es que no lo estaba con el 0-2. Koundé le puso un caramelo a Lewandowski, que tuvo tiempo para controlar, girarse, engatillar y batir a Bono. Ya no había noticias en ataque del Sevilla, con un comportamiento muy parecido al de las dos jornadas precedentes. Con un matiz gigantesco. Esta vez estaba el Barça delante. Koundé, de cabeza, y Dembelé, tras otro eslalon por supuesto por el carril izquierdo, una suerte de autopista, fallaron el tercero cuando el Sevilla, muy tocado, pedía el descanso para resetearse.
Ocasiones para sentenciar
Obligado a agitar al equipo, Lopetegui movió ficha para recomponerlo. Y lo hizo por partida doble. Delaney suplió a Jordán y el canterano Carmona a Gudelj para situarse atrás con tres centrales y dos carrileros. El guion, por desgracia para los intereses sevillista, no varió. Lamela dispuso de otra ocasión clara en el primer minuto y no tardó el Barcelona en golpear de nuevo. Lo hizo en un saque de esquina sacado en corto que Raphinha enroscó al segundo palo para que Koundé (ya se sabe que no hay peor cuña que la de la misma madera) diera su segunda asistencia de la noche. De cabeza, a Eric García, para el 0-3. El partido estaba más que perdido y ya se temía por una goleada de escándalo. Porque la fragilidad seguía siendo manifiesta ante un Barcelona con pegada de peso pesado.
En éstas, Lamela erró desde el punto de penalti lo que parecía un gol cantado por tirar a colocarla en lugar de a romper; y Bono salvó el cuarto, magnífica intervención, ante Lewandowski. Resuelto el choque con más de media hora por delante, Xaxi movió el banquillo y también Lopetegui. El vasco le dio carrete a Suso, en lugar de un negado Montiel, e hizo debutar a Dolberg, supliendo a En-Nesyri, que se llevó los pitos de la grada cuando caminaba hacia el banquillo. El técnico de Asteasu agotó los cambios al borde del 70 con la permuta de Papu Gómez por Isco. El argentino, nada más ingresar en el terreno de juego, largó un derechazo que repelió Ter Stegen.
No renunció al ataque el Sevilla, pero hacía rato que no generaba nada y, como en los encuentros anteriores, los cambios no le habían aportado mucha vitalidad. Sin sostén en el centro del campo, con muchos espacios, el escenario era ideal para los alfiles del Barcelona, que cuando se lo proponían llegaban en manifestación a las inmediaciones de Bono, otra vez providencial ante Lewandowski. De Jong también pudo redondear la goleada en un chut ajustadísimo. Los azulgranas coleccionaban ocasiones en un partido que puso de manifiesto tanto el poder del Barcelona como la debilidad de un Sevilla con muchas vías de agua que reparar. Nunca es pronto para que se enciendan las alarmas, aun estando en la cuarta jornada, si el balance es de un punto de doce posibles. Botín insuficiente. Situación delicada. Y el Manchester City como rival en el horizonte inmediato.
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