Sampaoli pinta la cara a Lopetegui

Podrá decirse que el cambio ha llegado demasiado tarde, indudablemente, porque el empate logrado en terreno teutón es un botín insuficiente y deja al conjunto sevillista virtualmente apeado de la Champions League . Pues sí. Pensar en ganar los dos partidos que quedan de la fase de grupos, uno de ellos a la apisonadora del City en Manchester, y que el Borussia pierda ambos no parece más que un desvarío propio de ilusos. Pero de lo que no cabe duda es de que el Sevilla, al menos, ofrece ahora motivos para la esperanza, argumentos para creer en que lo que queda de campaña merecerá la pena. Otra cosa será luego el devenir de los acontecimientos, que por supuesto no está escrito. Mas pocos serán los que nieguen que el conjunto hispalense ha dado un paso adelante en aspectos esenciales.

Sin mucho tiempo aún para construir, es una evidencia que un perfil novedoso se va modulando, con unas señas de identidad renovadas y centradas en una mayor agresividad sobre la hierba . Todo lleva su tiempo, claro está. Lejos de la anterior etapa, el equipo apenas especula sino que toma la iniciativa sin rodeos y busca el área rival con más efectivos y hasta cuatro hombres esperando en el área un centro. Cuatro, sí. Algunos ya casi no lo recordaban. Así es mucho más sencillo encontrar portería. También se presiona con una intensidad mayor cuando se pierde la pelota, mientras que las ayudas llegan con una coordinación que asombra si se comparan con las de los partidos de hace sólo unos días. Y, sobre todo, se demuestran ganas, voluntad y firmeza, que aunque parezca un elemento esencial no se apreciaba de la misma manera con el anterior responsable del banquillo. Hasta a contraestilo, porque la gasolina dura lo que dura y anoche en Alemania el Sevilla se adaptó a las circunstancias y se pertrechó bien atrás, cerrando espacios al límite, cuando el oponente se estiró más tras empatar en una buena contra rematada por un Bellingham que empieza a ser algo más que un proyecto de estrella.

El componente físico, el carburante, es la piedra filosofal del balompié actual y en esta faceta el plantel blanco sufre unas deficiencias evidentes, de ahí que Sampaoli acabase guardando su manual en la mochila, renunciando a estilos y filosofías, y transformara el equipo impetuoso y veloz del comienzo en un bloque sólido, bien plantado y buscando los contragolpes con la frescura de varios cambios, especialmente Isco y Januzaj.

Entre los grandes enigmas se debe incluir también la recuperación de Marcao , cuya lesión estuvo cargada de oscurantismo y que, con apenas un par de partidos de competición demuestra una adaptación enorme a la dinámica hasta el punto de liderar la zaga sevillista. Junto a él, Nianzou parece actuar con mayores garantías, tantas que se sumó al ataque con efectividad y logró con un espléndido cabezazo al saque de una falta el gol que abría el marcador en el minuto 18 y engordaba las ilusiones sevillistas. No logró aguantar ese resultado el Sevilla, pero supo mantener la actitud y dar la cara hasta el final, lo que a estas alturas de la película es ya bastante pedir. Esa labor de mentalización resulta clave en estos momentos y, si se pretende despegar, ahora debe trasladarse a la competición doméstica, donde las urgencias son ya importantes.

En la máxima competición europea ya no queda margen ni apenas opción. Llegados al ecuador de octubre, la Liga de Campeones y los carteles con estrellas se han alejado definitivamente. La Champions ha durado un mes , como quien dice, con lo que ello supone económicamente para el club y con el enorme esfuerzo que supuso clasificarse. El 6 de septiembre se estrenó con el City y anoche virtualmente se despidió. En el análisis de los responsables habrá que hilar muy fino para ser justos, porque la repercusión no es poca cosa. Sampaoli se empieza a notar, pronto, incluso, pero para algunas cosas ha llegado excesivamente tarde.