Valencia - Sevilla: Un Sevilla con muchas variantes

En el equipo titular, capitaneado hoy por Pablo Sanz (segundo entrenador), aparecía como principal novedad el tercer portero de la plantilla, Javi Díaz, que era el siguiente candidato en pasar por el casting de cancerberos que está haciendo el Sevilla esta temporada. Cuarto portero en participar en lo que va de temporada. He visto menos en la puerta de Bilindo. La convocatoria la completaban multitud de canteranos. De hecho, en el banquillo estaban Zarzana, sus padres, sus hermanos y su tío, que venía empuntaíllo de tomarse diez en el que fuera el bar de Manolo el del Bombo. Más que banquillo eso era una silla de enea.

En el minuto 5 de encuentro, Diego Carlos, pretendido por los nuevos ricos del Newcastle, empujó por detrás de un pechazo al mejor futbolista del Valencia y le dejó el escudo del Sevilla marcao en el lumbago. Acto seguido, una buena triangulación por banda derecha entre Ocampos y Montiel acabó con un centro de este que remató un central valencianista hacia dentro de su propia portería. Sufrí mucho durante la celebración del tanto viendo a los futbolistas abrazados, sin respetar la distancia de seguridad. Un poco de por favor, que si enferman unos pocos más la expedición se puede volver a Sevilla en taxi.

El Sevilla estaba como el Covid por su vestuario, disparado. Rafa Gomir lo intentaba de lejos sin suerte, Ocampos remataba bien de cabeza y, encima, parecía haberle pasado al Valencia el mal fario con los porteros. Bordalás tuvo que sustituir a su cancerbero por lesión, dando salida a un Doménech que reaccionó bien a un disparo de pájaro loco Ocampos.

Fallaba tantas ocasiones el Sevilla que indirectamente daba alas a un Valencia moralmente bajito. Además, Javi Díaz, intervenía poco, pero las veces que lo hacía parecía estar hecho flan. Asediaba el Valencia a muy poquito que apretara. Solo lo detenía un Diego Carlos a base de chocazos. Le dio un viaje en el lomo a uno del Valencia que el pobre se creía que le había pasao por encima la banda de música de Mestalla.

El Sevilla le daba al contrario un sustito mediante un robo de balón de Rafa Gomir que, aunque estaba escorado, disparó cruzado y se encontró con la madera. Rozaba el gol el chulapo cartagenero como minutos después lo tuvo en su cabeza un Iván Rakitic que remataba solo en el área, como la última croqueta de la ración que nadie se atreve a coger, encontrando los puños del portero.

Tanto falló el Sevilla que, faltando dos minutos para el final de la primera mitad, Guedes puso el empate de un remate de cabeza, como el anterior de Rakitic, pero hundiendo el balón en las mallas. Poco o nada pudo hacer Javi Díaz.

La primera mitad no iba a acabar sin antes pasar de todo. Polémica arbitral, cariñosos versos de Machado desde la grada y tangana incluida. Con Acuña mas nervioso de lo habitual, como si le acabaran de comunicar que tiene que pagar la factura de la luz del árbol de la plaza San Francisco.

Tan nervioso vio Pablo Sáinz a Acuña que decidió dejarlo en el vestuario para dar entrada a DON YOAN YORDÁN, quien volvía a jugar tras el desafortunado incidente del derbi. Volvía con las pilas tan cargadas que a las primeras de cambio le hizo tal carga con el hombro a Hugo Duro que lo dejó Hugo Blandito.

A los 20 minutos de la reanudación Munas quedaba tendido en el suelo unos minutos quejándose de recibir un codazo del Papu Gómez. El árbitro no señaló nada, porque para recibir un codazo del jugador sevillista tienen que pasar dos cosas: que el Papu se suba a una escalera o que tú midas lo mismo que él.

El pequeñito jugador argentino dejó su lugar en el campo para que debutara el Tecatito Corona, ese pequeñito jugador mejicano. Con el 9 saltaba al terreno y, haciendo honor a su dorsal, gozó pronto de una oportunidad de gol. Pero más que uys el Sevilla necesitaba goles y se le acababa el tiempo.

La oportunidad más clara para hacer el segundo también estuvo en las botas del Tecatito, que se plantó solo delante del portero e intentó batirlo con una vaselina que acabó en la grada. Si llega a marcar, Sevilla se habría convertido en el destino preferido de millones de mejicanos y se hubiera producido un éxodo de patriotas del Tecatito hacia Hispalis.

Al borde del minuto 90 y tras varios encontronazos, Ocampos y Gayá protagonizaron el último round de su particular pelea. El valencianista le propinó al argentino un pescozón en la cabeza y vio su segunda amarilla. El Sevilla lo intentó con un jugador más en el tiempo añadido, pero sin suerte. Lo peor, que falló tanto en los metros finales que perdió dos puntos. Lo mejor, el punto y que te vuelves a casa con media plantilla con Covid, pero sin ningún lesionado más.