Sevilla - Barcelona: Unos se salvan activando palancas y otros seguimos en Números Rojos

El Sevilla enfrentaba a los azulgranas con la ruina por bandera y sin palanca a la que acudir, pero buscando los primeros tres puntos, lo único que aliviaría sus penas. Para ello Julen ponía a Isco por primera vez en el once inicial. El malagueño parecía debutar en el mundo del fútbol, ya que aparecía imberbe y peinao con la rayita al lao, como pa ir a misa a Los Remedios.

Salió el conjunto de Lopetegui como un becario bueno, muy intenso. Así logró, en apenas unos minutos, gozar de varias jugadas a las que yo denomino como cuando mi cuñao y yo nos quedamos solos charlando y bebiendo cubatas: mano a mano.

Primero fue Rakitic el que intentó batir a Ter Stegen por alto, pero el portero blaugrana detuvo el disparo del croata palmeándolo como cani en la máquina de boxeo de la calle del infierno.

Luego vinieron varias jugadas que fueron invalidadas por fuera de juego, pero que tuvieron mismo final. Primero En-Nesyri se puso de gol, pero el delantero sevillón le pegó a puerta como si no valiera bujinaso, flojita para no hacer daño al portero. Después fue Isco el que se quedó solo frente al portero y le pegó tan arriba que casi pega la pelota en la valla publicitaria de RAFARCA (qué antigüedad). Para acabar con el hat-trick de fallos frente al guardameta, En-Nesyri decidió usar la misma definición que contra el Bayern de Munich en la final de la Supercopa de Europa. Esta vez no fue Neuer sino Ter Stegen el que palmeó el balón hacia afuera. Resumiendo, que no le metemos un gol ni aunque la portería fuese la boca de Carlos Baute.

Y la historia de siempre, cuando perdonas tanto lo acabas pagando. Primera llegada del Barça y palancaso , como no podía ser de otra forma, de Lewandowski para superar a Bono y para que Rapinha, haciendo honor a su nombre, rebañe el balón de cabeza para hacer el 0 a 1.

Este gol le sentó al Sevilla como un «tenemos que hablar» de mi mujé. Se venía una lluvia de palancas que apenas Fernando acertaba a frenar, actuando como un frúfrú , anulando al mosquito Dembelé. Poco después, Koundé (tiene buena pinta este chaval) puso un centro tan medido a Lewandowski que le dio tiempo al polaco a explicarles a todos y cada uno de los asistentes al estadio que la palabra de su espalda es su nombre y no la contraseña del wifi. El delantero blaugrana controló el balón con el pecho y batió a Bono con la derecha haciendo el 0 a 2. Esta gente con Lewandowski y el Sevilla es pa darle dos kowski.

El momento de bajón era importante, pero pudo ser peor porque Koundé estuvo a punto de marcar de cabeza. El francés, no contento con haberle dado la asistencia a Lewandowski, casi logra hacer un Sergio Ramos y marcarle a su ex equipo.

El primer envite acabó roto, como los partidillos entre colegas cuando todos están ya echando el higadillo y nadie baja. Dembelé condujo una contra de 50 metros y, gracias a dios, mamoneó tanto que acabó mandando el balón fuera. No todas las palanquitas les van a salir bien a esta gente, ome.

Comenzaba la segunda mitad como todas las contiendas de esta temporada, fallando goles y recibiendo otros. Lamela protagonizaba el deja vú , fallando un gol cantado. Y esto, amigos, significa que se avecina ruina, porque es como el día de la marmota para los sevillones y esta peli ya la hemos visto. El Barça lanzó un tiro libre al segundo palo para que Koundé (tiene cositas, insisto) dé su segunda asistencia de la noche y marque el 0 a 3 Eric, pero no Cantona, no, ERIC GARCÍA, que hacía su primer gol como profesional. Si es que somos la ONG del fútbol.

Menos mal que el Sevilla lleva unos años como Groucho, con un portero que no deja pasar ni una. El bueno de Bono le hizo un paradón a Lewandowski y luego le detuvo al polaco un mano a mano que el polaco quiso culminar haciendo otra palanca en honor a su presidente.

En fin, como en el programa de Agustín Bravo, unos se salvan activando palancas y otros seguimos en Números Rojos. A diferencia del equipo culé, el Sevilla no marca cuando su rival perdona, primero porque no tiene suerte y segundo porque sus futbolistas le pegan a puerta pidiendo perdón. Los sevillones tienen menos maldad que una hermana de la caridad y no pueden pretender ganar partidos haciendo huesitos de santo solo con las claras. Habrá que poner los huevos enteros.