Osasuna - Sevilla: Una serie de castatróficas desdichas

Debutaba Anthony Martial (de aquí en adelante «Toñi Moreno», apodo que se lo puso @edugarcia_03) y lo hacía compartiendo posición de ataque con un En-Nesyri Lucas Ocampos. Se confirmaba también que el Sevilla ha reformado bien el plantel en invierno, pero que sigue sin fichar al chamán que logre quitarle el mal bajío que gasta. Ocampos se lesionaba en el calentamiento. Sí, en el calentamiento. Y el argentino era sustituido por Rakitic antes de comenzar el encuentro. Además, Fernando se caía directamente de la convocatoria y el entrenador daba descanso a Koundé, a Tecatito y al Papu. Auguro que el Sevilla podrá disponer de un once inicial sin lesionados en la jornada 36ª. De la temporada 24-25.

No se había cumplido el minuto 5 de partido cuando Montiel, otro argentino, se tenía que marchar del terreno de juego lesionado. Uno en el calentamiento y otro en el minuto cuatro. O viene ya el chamán o aquí cae más gente que en la primera temporada de Juego de Tronos.

Por Montiel salía el Tecatito, que se convertía así en el tercer futbolista en actuar de lateral derecho esta temporada. Lopetegui trataba de agarrar la posesión del balón intercambiando continuamente posiciones de jugadores, como hacía con sus vasitos el trilero de la Calle Tetuán. Mucho movimiento de vasitos, pero ni rastro de la bola. Nada por aquí, nada por allá.

La única luz en el túnel sevillón la puso Toñi Moreno controlando de primeras un balón que caía del cielo de El Sadar para luego superar a un rival de un sombrerito. Tiene cosas el gabacho, además de buena nómina.

La primera gran oportunidad de Osasuna llegó tras un intento de despeje de Rekik mediante una chilena. El balón le cayó en las inmediaciones del área a los atacantes del conjunto rojillo y la jugada acabó con un disparo lejano de Moncayoli (permítanme modificar ligeramente su nombre) y una buena parada de Bono. Cuánto te habíamos extrañado, Yuséf .

A Gudelj, con moñito más largo y más rubio de lo normal, se le veía más sobrepasado de lo normal en la medular. Tanto es así, que vio la cartulina amarilla poco después de la media hora de encuentro. Qué frío hace sin Fernando, dios mío.

Al borde de la primera mitad, Tecatito se marcó una jugada que te la firmaba el mismísimo Onésimo. Se fue de varios rivales regateando por la línea de fondo, como un funambulista. Su centro no lo remató Óliver, que atacó el balón con más miedo que vergüenza, y acabo marchándose por línea de fondo.

Los sevillones agradecimos el tiempo de descanso porque los anuncios entretuvieron más que el juego del equipo en la primera mitad. Dios santo, qué pestiño. Si en el fútbol, como en el baloncesto, existiera la regla de campo atrás a los futbolistas del Sevilla les daba una embolia cada vez que recibieran el cuero.

Comenzaba el segundo tiempo con la misma tónica que la primera. YoanYordán pegándole al aire en una jugada ensayada y Gudelj jugándose la segunda amarilla con otro plantillazo. No se veía una plancha con tanta actividad desde la mítica del extinto Benito de Reina Mercedes, que servía para calentar bocatas a jóvenes y no tan jóvenes.

Lopetegui movía ficha. Quitaba a planchita Gudelj y a un Óliver que hoy no brilló y se pareció más a Bruce Harper para dar entrada a Koundé y el Papu. Algo cambió en el encuentro porque el Sevilla tiró a puerta por primera vez. En Nesiry remató solo en el punto de penalti y decidió hacerlo con la rodilla. El balón se durmió en los guantes del portero de Osasuna. Bueno, no todo iba a ser malo, ahora sabíamos que los otros también jugaban con portero.

En el túnel aciago que era el juego del Sevilla aparecía, sin avisar, la luz de la linterna del Tecatito Corona, que intentaba regates sin parar hasta sacarse un peligroso disparo que se fue arriba por poco. Era el único jugador de ataque con pilas en la linterna. Si el balón no pasaba por el mexicano, el juego del Sevilla era oscuro como el Berlín de una peli de los años 30.

Para el arreón final, Lopetegui iba a tratar de darle la luz que le faltaba al ataque, sacando al terreno de juego a Munir y Rafa Gomir. Se iban a venir los minutos de atosigamiento sevillón. Al fin y al cabo, la actitud que se le pide al equipo, pero un poquito antes. Koundé hacía de Jesús Navas por banda derecha y Diego Carlos de Jordán, disparando desde su casa.

A un minuto del 90, el VAR le dio la oportunidad al Sevilla de llevarse los tres puntos y meterse en la pelea por la liga señalando un penalti sobre Koundé. Lo que era una oportunidad de oro para el Sevilla se convirtió en una ocasión para que el mal bajío se frotara las manos. Rakitic cogió el balón para lanzar la pena máxima. El mal bajío sonreía. Atajaba Sergio Herrera el penalti y el encuentro acababa con empate a nada.

Lesión en el calentamiento, lesión en el minuto cuatro y penalti desaprovechado en el minuto 90. El partido ante Osasuna no ha sido más que el fiel reflejo de lo que está siendo la temporada del Sevilla: Una serie de catastróficas desdichas.