Menotti: «¿Acuña y el Papu? Son de primera línea mundial; también Ocampos...»

El Director General de Selecciones de Argentina elogia al Sevilla y respeta la decisión de Scaloni en la última convocatoria: «Yo ahí no puedo entrar»

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13/06/2021 a las 07:43h.

«Hace tiempo que no doy una nota (entrevista). Estoy preocupado, angustiado; me siento amenazado. Nunca tuve miedo, y traté de ahorrar, y no lo digo por el dinero, sino por cuestiones más vitales, para cuando llegara el momento... Ya tengo una edad, y ahora ... todo se paralizó con el virus. Nunca había vivido una cosa igual. Es lo que nos ha tocado vivir ahora. Prefiero estar tranquilo, sin dar notas... Pero cuando me llaman desde Andalucía, con la alegría que hay, con lo que yo quiero a Sevilla, con el recuerdo de mi amigo Paco de Lucía, no puedo decir que no. Dígame en qué puedo ayudarle». Es César Luis Menotti, uno de los mitos vivientes que quedan en el extraño mundo del fútbol. Tiene 82 años, una excelente memoria y una capacidad para hilar temas que cautiva. «¿Me llamás por los jugadores de la selección?, pregunta, no sin antes aclarar con persistencia que nunca se meterá en el trabajo del seleccionador, Scaloni. «Respeto mucho la figura del entrenador. Yo sé qué es estar observado constantemente. Ha convocado a los futbolistas que considera mejores para la Copa América; ya está. Está bien».

Hace apenas tres meses Menotti renovó como Director General de Selecciones Nacionales de Argentina, cargo que asumió en 2019. «Los chicos están bien, muy bien. Las medidas de protocolo son muy exhaustivas. Yo, por ejemplo, le puedo comentar que no tengo acceso a ver a los entrenamientos. Les ha tocado vivir una situación muy extraña. Cada día me levanto cómo debe ser jugar sin la afición. Yo no puedo, no. La fuerza de la pelota es con la gente. Es una relación emocional. Por eso pienso en los muchachos. Pero pregúntame, pregúntame...», declara.

Menotti parece que prefiere no individualizar, pero termina haciendo algunas reflexiones sobre los jugadores del Sevilla convocados por Argentina para jugar la Copa América, Acuña y el Papu, además de Ocampos, que finalmente se quedó fuera de la lista de 28 futbolistas. «Al Papu lo conozco bien; claro. Personalmente, no. Apenas. Pero lo que hizo en Italia no está al alcance de muchos. Me merece mucho respeto. Está en una línea importante de juego, y desde hace mucho. En el fútbol siempre ha habido grandísimas estrellas. Antes estaban Pelé, Cruyff, Maradona; ahora, Messi.. Y luego hay un escalón por debajo en el que están futbolistas muy muy buenos. Yo siempre digo que no puede haber un futbolista que no sea muy interesante en la selección. Todos los que llegan a Primera son buenos futbolistas; después, si empezás a entrar en la selección, ya sos superior. Nadie juega en Argentina si no es de máximo nivel. Lo mismo pienso de Acuña, que ha hecho una muy buena temporada con el Sevilla. La liga española es muy fuerte, Acuña, en un sólo año, ha mostrado lo que es capaz; es un futbolista de primera línea mundial. ¿Ocampos? Es lo mismo. Se quedó fuera ahora, pero no se puede dudar de su calidad», declaró sin querer ahondar en más detalles.

Menotti elogió el buen hacer del Sevilla. «No es fácil lo que hicieron. No conozco a Monchi personalmente, pero ahí está su trabajo. El fútbol es una idea, trabajar con confianza; eso es lo que permite crecer», apunta mientras reflexiona sobre el equipo nervionense, y su única visita al Sánchez-Pizjuán. De ello hace ya 38 años, un 4 de septiembre de 1983 en un duelo que el equipo local ganó 3-1 al Barcelona. En el equipo azulgrana, además de Maradona, jugaban Marcos Alonso, Carrasco, Perico Alonso, Schuster y Julio Alberto, entre otros, mientras que por el Sevilla participaron Buyo, Nimo, Sanjosé, Serna, Álvarez, López, Montero, Juan Carlos, Francisco, Pintinho y Magdaleno. Aunque el Barcelona se adelantó con un gol de Alexanco en el minuto 25, los sevillistas remontarían con los tantos de Nimo, en el 55; Montero, en el 70, y Pintinho, en el 89 y de penalti. Aquel Sevilla lo entrenaba Cardo, ganador en el duelo personal con un Menotti que ya era campeón del mundo y santo y seña del fútbol universal.