Isco, el gran fracaso del mercado de fichajes

El culebrón Isco venía gestándose prácticamente desde la llegada de Lopetegui al Sevilla. Es un jugador muy del gusto del vasco ya cuando era seleccionador confió en él y en un momento en el que había perdido protagonismo en el Real Madrid confió en él para el combinado español y el futbolista respondió. Después cuando se hizo cargo del equipo blanco siguió contando con el atacante que posteriormente perdería su sitio en detrimento de otros futbolistas al resentirse su estado de forma tras una apendicitis y las lesiones. Cuando su nombre empezó a sonar en las oficinas del club de Nervión apadrinado por el nuevo entrenador y gran apuesta del director deportivo en el inicio de su segunda etapa en los despachos sevillistas, se abría una puerta de esperanza y motivación, no en vano el Sevilla era un club en crecimiento con aspiraciones a mantenerse en Champions League durante varios años.

Tuvo que esperar a acabar su contrato con el Real Madrid el 30 de junio de 2022 para poder acercarse al club hispalense aunque la negociación de sus condiciones conllevaría que no se incorporase hasta tres días antes de que comenzase el campeonato liguero. De modo que después de varios meses sin competir y sin entrar en una dinámica de grupo, el jugador no pudo debutar en el estreno del equipo en LaLiga. Sí lo haría en la segunda jornada aunque partiría desde el banquillo, estrenándose como titular en el partido contra el Barcelona (0-3) de la 4ª jornada. Desde entonces ha participado en todos los partidos con Lopetegui en el banquillo y tras el cambio, Sampaoli siguió confiando en él — sólo se perdió el derbi por sanción— tratando de buscarle la posición en la que mejor rindiese e, incluso, apostando por él como falso nueve. Pero su rendimiento no respondía a lo que de él se esperaba y se aspiraba a que durante el parón, con más tiempo para asimilar las ideas del argentino y conseguir afinar el estado de forma, las sensaciones mejorasen.

Pero algo sucedió en el el vestuario, durante una charla de Monchi a los jugadores, el malagueño acabó increpándole que quien confió en él fue el anterior entrenador, Lopetegui, no el director deportivo, un enfrentamiento que le llevó a no participar en los amistosos, ni siquiera en los entrenamientos, y por último a la ruptura en poco más de cuatro meses con un acuerdo para que ambas partes separen su camino. Un divorcio del que venía ser el fichaje estrella que acabó siendo un fiasco, reflejo del resto del mercado estival del Sevilla.