El Sevilla es aguardiente, resucita a un muerto

Se presentaba el Sevilla en Granada como lo hace esta temporada en todos los campos, con un rayo con boina estampao en su camiseta. Lopetegui daba descanso a Jesús Navas , que le habrán tenido que atar una bota a la otra pa que no juegue.

El Sevilla comenzó el partido con gran caraja en lo alto . De hecho, algún jugador sevillista al ver que jugaba contra Quini, Milla y Luis Suárez, pensaría que se enfrentaba a un All Star de todos los tiempos. Hoy no estaba En-Nesiry, que si normalmente el chavá va vendao, lesionao tiene pinta de momificarse y echarse la siesta en un sarcófago. Y ante la ausencia del bueno de Youssef, fue Suso el primero que probó fortuna con un disparo lejano que detuvo el portero nazarí, que tiene nombre de cantante de boleros: Luis Manuel Arantes Maximiano. Ahí es ná.

En plena caraja, Diego Carlos, acostumbrado a protagonizar cagadinhas , despeja un balón manso a la frontal del área y Rochina mete un bujinaso con su zurda para hacer el 1 a 0. Hay que decirle a ese chiquillo que no vale pegarle tan fuerte a la pelota, que puede hacerle daño a alguien. Minutos después, en plena caraja, el linier iba a levantar su banderín para anularle el segundo gol al Granada. ¡¿Cuánto queda pa la pausa de hidratación Diosmiodemialma?!

Si Diego Carlos solo cometiera cagadinhas no se dedicaría al fútbol y estaría haciendo sonar la alarma de la casa de las tentaciones fuertemente, por ejemplo. Pero es un gran futbolista . Lo demostraría minutos después del gol del Granada, llegando hasta el área rival y rematando en plancha provocando el primer UY del lado sevillista.

Terminaba la primera parte sin tiempo añadido y muchas gracias, señor colegiado, porque el Granada pegó más bocaos que el yorsai de una vieja y el Sevilla se vio superado en todo momento . Si Lopetegui quería que su equipo igualara la contienda en la segunda mitad iba a necesitar algo más que cambiar a los extremos de banda y rezarle a San Cucufato.

Munir, Navas y el Papu iban a ser los elegidos para darle un cambio de cara radical al encuentro. Y la verdad es que el Sevilla algo mejoró, pero sin acabar las jugadas. Y es que parece que al equipo le falta mala leche arriba. Es complicado meter gol pidiendo permiso a defensas y porteros contrarios . Lopetegui hacía el gesto de Matrix cuando Lamela enviaba un cabezazo rozando el larguero.

Salía Escudero al campo y cuando recibía un balón tenía que hacer un esfuerzo pa no echársela al Sevilla, a los que han sido durante años sus compañeros. Glori Munir, que lleva desde que cerró la EM sin jugar al fútbol, tuvo un mano a mano frente al portero y estrelló el balón en su pecho. Koundé la tuvo también en un cabezazo que salió rozando el palo. Como diría el gran Michael Robinson en el PC Fútbol: Pero, ¿quién movió la portería?

El ambiente en los últimos minutos de encuentro era similar al que se vive en una clase de instituto un viernes a última hora. Todos revolucionaos, con prisa. Óscar Rodríguez fallando un disparo lejano, diciéndole a Acuña que se calle la boca al reprocharle que no se la echó a él. Koundé mandando el balón a El Albaicín porque el césped estaba como el de El Cortijo El Cuarto y le botó el balón antes de pegarle. Ocampos y Munir estorbándose para rematar un balón claro de cabeza. Y, mientras tanto, el tiempo pasó y pasó hasta agotarse.

Con los demás resultados a favor el Sevilla creyó que jugaba en Valencia en vez de Granada porque pegó un petardazo gordo. Mascletá que va a resonar durante dos semanas de parón de selecciones y que debe hacer despertar al equipo. El drama no es que haya llegao la primera derrota de la temporada. El drama es que te ha ganado un equipo entrenado por Robert Moreno porque le ha echao más ganas y más intensidad . Y encima ahora es momento de ver a la selección de Luis Enrique, que parece que hace las convocatorias con un cubata en la mano y diciendo: ¿Que no hay huevo?

Ajú qué dos semanas más largas.