Elche - Sevilla
Gueye disparó al pie de un Sevilla que mereció más (1-1)
La visita al colista pintaba a goleada de los de Mendilibar, pero el senegalés se borró del partido de manera inexplicable con una entrada durísima sobre Boyé que le costó la roja a los 18 minutos
Elche - Sevilla, las notas de los jugadores: Lamela, gol y principal argumento ofensivo
Elche - Sevilla: resumen, resultado y goles (1-1)
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Iniciar sesiónSegundo empate consecutivo de los de Mendilibar , el de este miércoles en el campo del colista (1-1), un Elche liberado de presiones que ha elevado su nivel de juego y competitividad desde que se supo descendido. Realmente, el envite ... olía a triunfo e incluso a goleada sevillista , pero la inexplicable acción de Pape Gueye dinamitó todo el guion. Poco después del tempranero gol de Lamela , el centrocampista senegalés emuló a Miranda en el derbi y se borró del partido con una patada imperdonable sobre Lucas Boyé . Se fue a la calle con la roja, ipso facto, y a los pocos minutos empató Morente . El resultado es un pequeño frenazo para las aspiraciones secundarias de los sevillistas en LaLiga, porque la fecha que lo eclipsa todo en Nervión, como es lógico, es la del 31 de mayo en Budapest. Mendilibar tiene una semana por delante, además del partido contra el Real Madrid del sábado, para seguir dosificando esfuerzos y pulir algunos pequeños desajustes. Pocos.
Al fin y al cabo, esta igualada contra los ilicitanos no deja de ser un lunar menor para un plantel que traza una fabulosa trayectoria con su nuevo técnico, con una meta clara, enorme… y una única derrota en catorce encuentros. Ya es un mérito salir indemne y hasta merecer ganar al Elche jugando con uno menos mientras hay que combatir el agotamiento, los esfuerzos titánicos del torneo europeo y las obligadas rotaciones. Además, el objetivo de pelear la séptima plaza sigue estando ahí, en las dos jornadas que restan. El Sevilla sólo puede mirar hacia adelante, se lo ha ganado. Tiene una cita con la historia, otra vez, en tierras húngaras.
El preparador de Zaldívar apostó para la ocasión por un once que a buen seguro se parecerá mucho al de Budapest. Salió prácticamente con todos los titulares, a excepción de Bono, Gudelj y Rakitic. Sí jugó Acuña , sancionado para la final, aunque lo hizo de extremo, por delante de Telles. El momento del Sevilla y la entidad del adversario, varios escalones por debajo, se plasmó rápido sobre el verde del Martínez Valero. El cuadro de Mendilibar tomó el mando desde el mismo arranque y sólo tardó 9 minutos en adelantarse en el marcador.
La jugada fue de tiralíneas. Transición dinámica, al grano, sin titubeos… 'made in' Mendilibar. Gueye, antes de su cruce de cables, adivinó el desmarque de En-Nesyri en la frontal y el marroquí tocó de primeras para habilitar a Lamela , quien definió abajo, a las mil maravillas, para superar al meta blanquiverde Edgar Badía. 0-1. La historia apuntaba en ese momento a triunfo seguro, a paseo sevillista. Pero nada más lejos de la realidad.
Tras una tímida respuesta de Lucas Boyé y un testarazo de Badé que pudo convertirse en el 0-2, a los 18 minutos se le nubló el panorama al Sevilla de la forma más inesperada. Gueye midió horrible y se llevó por delante a Lucas Boyé con una entrada feísima a la tibia del delantero. El árbitro no lo dudó un segundo: tarjeta roja directa para el senegalés. La acción fue casi una réplica de la sufrida por Navas en el derbi tres días antes. Por fortuna, con el mismo efecto para el receptor, ya que el jugador del Elche pudo continuar el partido. Lo de Gueye, reincidente, invita a una reflexión en el club: tres expulsiones en apenas quince partidos con el Sevilla. El futbolista es interesante pero él solito pone difícil un hipotético esfuerzo por afrontar su traspaso. En Francia, sólo había visto una roja en su carrera. Obligará a Mendilibar a alinear contra el Real Madrid a uno de los titulares del centro del campo reservados para la final.
Con más de 70 minutos por delante en inferioridad numérica, el Sevilla sabía que iba a sufrir. De hecho, el Elche niveló el partido al instante, por medio de un cabezazo en semifallo de Tete Morente que cogió a contrapié a Dmitrovic. Acuña reclamó una posible falta del atacante local en el salto, pero Díaz de Mera señaló la línea divisoria: gol. La igualada confirmaba otro partido diferente para los de Mendilibar. Tocaba remar y duplicar esfuerzos. No era el mejor plan, desde luego, que podía visualizar en la previa el entrenador del Sevilla, con lo que tiene por delante este plantel. El equipo se pegó un tiro en el pie demasiado pronto. O mejor dicho, se lo pegó Gueye .
El dominio nervionense dio paso a un intercambio de golpes en las dos áreas, en toda regla, a un choque mucho más abierto, sin dominador claro. Los de rojo bastante tenían con guardarse atrás y buscar hacer daño en las contras. Lamela y En-Nesyri echaron el resto arriba y disfrutaron de sendas ocasiones hasta el intermedio, si bien en el bando ilicitano también rozaron el gol Tete Morente y Boyé, exigiendo al meta sevillista. Con tablas en el marcador, ambos equipos se marcharon a los vestuarios. El ritmo bajaría sensiblemente en la segunda parte, en buena medida porque así lo buscó un Sevilla FC más contemporizador, que no conformista.
Mendilibar mantuvo el once, aunque a los nueve minutos de la reanudación activó la rueda de los cambios reservando a Lamela, que estaba siendo el mejor de su equipo, y tirando del músculo de Nemanja Gudelj en su lugar. Collado probó los guantes de Dmitrovic en un intento en vano de los locales de sacar tajada. Y es que el Sevilla FC, pese a las dificultades, nunca renunció al botín de los tres puntos. Al revés. Con su nuevo jefe de banquillo, no se negocia la ambición. Ni ante el escenario más complejo.
Bajo esa premisa, a punto estuvo de nuevo el Sevilla de adelantarse en una llegada clarísima, la mejor de todo el segundo acto. El disparo de Telles se paseó por la línea de gol sin que En-Nesyri pudiera llegar a remachar. Se quedó a centímetros el punta marroquí. En el tramo final, el único que pudo ganar siguió siendo el Sevilla. Rafa Mir, que había salido de refresco, disfrutó de otras dos buenas oportunidades para decidir, sin acierto. Punto corto. Porque pese a la losa de la inferioridad numérica y el error carísimo de Gueye, los de Mendilibar merecieron más, de principio a fin.
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