Atlético - Sevilla
Bochorno y miedo (6-1)
El Sevilla firma su enésimo ridículo en un gran escenario y duerme a un punto del descenso; Sampaoli, en la cuerda floja
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Iniciar sesiónEl Sevilla da mucho miedo. En el peor de los sentidos, el que acongoja de verdad a su gente, a su afición. Al que le duele. La caída al averno casi se palpa, con severos problemas institucionales y un vestuario de jugadores perdidos ... y sin nadie que los meta en vereda. Cualquier atisbo de reacción con Sampaoli ha saltado por los aires en el Metropolitano, donde la moribunda escuadra sevillista ha vuelto a encarnar el bochorno de siempre en un campo grande, solo que esta vez el asunto es más serio: la amenaza del descenso no permite ni una licencia. El Atlético goleó por 6-1. Una verdadera vergüenza. Memphis y Morata, ambos por partida doble, Griezmann y Carrasco anotaron para los locales. En-Nesyri marcó el gol del honor de un Sevilla arrollado, que además desperdició un penalti en las botas de Rakitic. El entrenador está en la cuerda floja... aunque no es el principal culpable. Ni el segundo tampoco.
No cabía esperar mucho más. Si en eras de bonanza el Sevilla FC ya daba el petardazo en los magnos escenarios, nada hacía presagiar en la previa del choque de este sábado que el discreto grupo de Sampaoli fuera a brindar un alegrón a los suyos en su 'excursión' al feudo colchonero. Otra más para añadir a la serie de catastróficas desdichas. Derrota esperadísima. La humillación, no tanto. De los últimos 126 puntos en juego en los estadios de Barça, Real Madrid y Atlético, el Sevilla sólo sumó 10. Números de amateur. Para encontrar un triunfo liguero de los de Nervión en alguno de los tres grandes campos de España hay que remontarse a 2008. Han pasado la friolera de 15 años.
Durante este aciago periodo que se prolonga con rubor, y en lo que concierne estrictamente a los desplazamientos al estadio del Atlético de Madrid, el Sevilla FC sólo ha podido firmar 7 empates y 7 derrotas en 14 duelos. En el Metropolitano, todavía no ha ganado en liga. Hubo tiempos en los que el Sevilla FC se señaló en el espejo del Atlético para crecer… ahora no se refleja ni en su peor versión. Qué espanto.
Para colmo de males, el Getafe ganó y el Sevilla FC duerme a un punto del descenso. Caerá al hoyo en esta jornada 24ª si el Valladolid le gana al Espanyol en Zorrilla y el Valencia da la campanada en el Camp Nou este domingo. Terrible. Cada vez queda menos y el tenebroso panorama no desaparece. Va a peor.
Apenas dos minutos tardó el conjunto de Simeone en meter el miedo en el cuerpo a los sevillistas. Lemar dejó solo a Memphis con un gran balón interior y el neerlandés encaró para ejecutar. Sin embargo, falló de manera incomprensible en el último control y Bono logró anticiparse. En esos primeros compases de partido, más allá del susto inicial, el esférico le duraba muy poquito al Sevilla FC. Los colchoneros aculaban a su adversario. Carrasco percutía con demasiada facilidad desde la izquierda y el dinamismo Griezmann comenzaba a causar estragos por el medio. Muy exigidos se vieron los centrales Nianzou y Gudelj en el arranque. También Montiel por su flanco. Las ayudas de Gueye o Jordán se hacían ineludibles y el Sevilla FC cada vez acumulaba más gente atrás, recordando bastante al planteamiento ultradefensivo de la primera parte en el Camp Nou.
La tónica no cambió. El martilleo local siguió in crescendo. Una cabalgada aislada de En-Nesyri fue lo único potable de los nervionenses en su inexistente ataque. El marroquí, desde luego, le está echando agallas al asunto. Atraviesa un momento de forma excepcional. Está sosteniendo al Sevilla FC en un momento crítico. La secuencia del choque anunciaba drama para los de Sampaoli y pronto se consumó el doloroso presagio. Llorente avisó con un lanzamiento al palo como preludio del primer gol del Atlético de Madrid.
A los 22 minutos, un balón de Suso se perdió en el limbo, recuperó Koke en la medular y Griezmann lanzó en carrera a Memphis filtrándole una pelota de ensueño. Esta vez, el ex del Barça no perdonó. Batió por bajo a Bono en su salida e instaló el 1-0 en el electrónico del Metropolitano. Barra libre a la descomposición visitante, desatada por un delantero, Memphis Depay, que se ha relacionado mucho con el Sevilla FC en los últimos tiempos pero que este sábado se convirtió en su verdugo más despiadado. Cuatro minutos después, el neerlandés volvería a mojar. El ariete definió en la frontal con un latigazo a la escuadra imposible para Bono. 2-0. Desastre. Había fallado Jordán en la salida… provocando la contra fulgurante de Llorente. Inexplicable el enésimo error de concentración del centrocampista catalán, que sigue lejos de lo que fue.
Con la significativa ventaja, el Atlético puso coto a su empuje y decidió sestear. Mal negocio habitualmente en esto del fútbol. Le regaló la pelota al Sevilla, que con eso y con todo estuvo un buen tramo sin saber qué hacer con ella… hasta que la agarraron los buenos. Cuando parecía que no había escapatoria, el Sevilla cobró vida en el duelo. Pape Gueye sorprendió con su potencia por la derecha, apuró hasta la línea de fondo y asistió a En-Nesyri para que el marroquí superara a Oblak con un sutil toque. 2-1. Siete goles del punta sevillista en sus nueve últimos partidos.
Pero la cruda realidad es que ni la espectacular inspiración de su delantero ni la encomiable aportación de Gueye le sirvieron para absolutamente nada al Sevilla FC, condenado al sufrimiento esta fea temporada. Con el 2-1 se marchó el partido al descanso. Y en la reanudación, lejos de remontar, el equipo de Nervión revivió la pesadilla de siempre cada vez que comparece en un escenario de altura. En el 52, Griezmann mató el choque con un golazo de bandera. Levantó la cabeza y desde 30 metros se la clavó en la escuadra derecha a Bono. Fue el 3-1, en medio de la rotunda fiesta del Metropolitano, que acabaría haciendo la ola y goleando a un Sevilla FC muy, muy pequeño. El 4-1 llegaría un cuarto de hora después, producto de una triangulación entre Llorente, Barrios y Carrasco que resolvió el belga remachando al fondo de las redes de Bono. Los cambios de Sampaoli no arreglaron nada, mientras que una de las permutas de Simeone, Álvaro Morata, sí se apuntó un par de golitos. El delantero madrileño firmó el quinto y el sexto de los colchoneros. La pasividad de la defensa sevillista da pánico.
En el epílogo, tocó remar en el suplicio y encajar nuevos problemas. Rakitic falló un penalti y, para más inri, Pape acabó expulsado por doble amarilla. El Sevilla FC pierde a uno de sus mejores hombres para el siguiente choque ante el Almería en Nervión. Esa cita del domingo será una auténtica final. Porque este equipo pelea como puede por no bajar a Segunda división. Y no tiene nada claro. Ni en el campo, ni en el palco. Da mucho miedo.
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